Jorge García Castaño, responsable del Área de Economía y Hacienda y de la Junta Municipal de Centro del Ayuntamiento de Madrid

Entrevista

Jorge García Castaño, responsable del Área de Economía y Hacienda y de la Junta Municipal de Centro del Ayuntamiento de Madrid

Entrevista al concejal de Economía y Hacienda del Ayuntamiento de Madrid, Jorge García Castaño.

Jorge García Castaño

«Combatir la extrema derecha con un discurso de clase alejado de la diversidad es para mirárselo»

El responsable del Área de Economía y Hacienda y de la Junta Municipal de Centro del Ayuntamiento de Madrid, Jorge García Castaño, recibe a EL BOLETÍN a escasos meses de celebrarse las elecciones municipales que, según las encuestas, será un ‘duelo’ entre Manuela Carmena y Begoña Villacís.

La izquierda se presenta a esos comicios emocionalmente dividida y bajo la sombra de la ‘Operación Chamartín’, un acuerdo urbanístico que ha provocado una fractura interna dentro de Ahora Madrid.

García Castaño hace balance de estos cuatro años de gobierno en los que saca pecho del gasto social y de haber aumentado la ejecución presupuestaria en los barrios del sur. Además, hace unas semanas se confirmó que, por primera vez en siete años, las cuentas del Ayuntamiento de Madrid no estarán bajo la vigilancia del Ministerio de Hacienda.

¿Un cambio de interpretación en la regla de gasto sería ya el mejor ‘regalo’ de la legislatura?

Tendría más sentido a medio y largo plazo, no solo pensando en Madrid, sino en el conjunto de ayuntamientos, que van a tener un superávit importante y tiene poco sentido para la economía del país que eso esté inactivo.

¿Ha sido el gran obstáculo de la legislatura para llevar a cabo medidas sociales de mayor calado?

Sí, nos ha retrasado las mejoras previstas en varios equipamientos, polideportivos, centros de mayores, de servicios sociales…mejoras que no podemos hacer a través de las Inversiones Financieramente Sostenibles y que hubiéramos necesitado un techo de gasto más amplio.

En todo caso, esos equipamientos ya son parte del presupuesto de 2019.

A pesar de las cifras (70% de aumento en gasto social), existe la sensación de que ha faltado determinación en materias sociales. Por ejemplo, en política de vivienda, Barcelona ha dado un mayor impulso. El 30% de las nuevas casas son protegidas.

Hemos dado pasos bastante importantes. Respecto a Barcelona, hay diferencias normativas importantes en comparación con Madrid. Esa norma (30% de viviendas protegidas) se la permite la ley de vivienda que hizo el tripartito de Cataluña.

Nosotros no tenemos esa opción. Ese plan tendría que pasar por la Comunidad de Madrid, igual que nos pasó con las viviendas de uso turístico. En Barcelona las están regulando amparándose en la ley de vivienda y de turismo de la comunidad autónoma.

Nosotros aquí, sin embargo, no solo no tenemos esas competencias sino que la región está actuando a la contra.

De todos modos, Manuela Carmena prometió en 2017 que acabaría la legislatura con 4.000 viviendas públicas construidas.

Ahora tenemos en marcha 3.300 viviendas. Creo que es importante.

Sí, licitadas, pero no construidas.

En Barcelona eran 2.500, aunque tampoco quiero entrar en una dinámica de competitividad.

No es tanto en comparación con Barcelona sino con la promesa.

Se prometieron 2.500 viviendas, luego se llega a un acuerdo con el PSOE para ampliarlas a 4.000 y al final son 3.300. Están dentro de lo razonable y de lo que puede hacer un ayuntamiento.

Lo grave es que la Comunidad Autónoma de Madrid, que es quien tiene más competencias, solo tenga 300 licitadas.

Seguramente muchos de sus votantes en 2015 no imaginaban que Madrid sufriría tal burbuja del alquiler con ustedes al mando.

En 2015 la situación era otra. El incremento del precio del alquiler ha sido muy rápido. Lo que nos debe hacer pensar es que lo ha hecho en casi todas las grandes ciudades de nuestro entorno.

El problema es que a nosotros nos pilla con menos instrumentos. Tenemos menos parque de vivienda pública, menos competencias que las ciudades del entorno, tenemos una normativa peor y una cultura político-económica donde el bloque del ladrillo es importante y ha influido en la normativa.

Si esas ciudades de nuestro entorno, que tienen mejores condiciones para afrontarla, también sufren la burbuja del alquiler, qué no nos pasará aquí.

¿Qué carencias habéis detectado que justifiquen la ‘Operación Chamartín’ (Madrid Nuevo Norte)?

En la operación Madrid Nuevo Norte hay un 36% de vivienda pública, que son 4.400 vivienda públicas en la zona norte, que hacía décadas que no se construía una vivienda pública en esa zona.

Creo que es bastante satisfactorio. En los últimos meses salen Los Berrocales también, que son 50% públicas y esperamos poner en marcha Campamento. Son espacios por donde tenía que crecer la ciudad y donde estamos rehaciendo operaciones urbanísticas que generan más parque de vivienda pública.

¿El precio de las viviendas públicas lo va a marcar el BBVA?

No, las 4.400 viviendas son nuestras.

La alcaldesa asegura estar “muy orgullosa” de haber desbloqueado la ‘Operación Chamartín’. Después de todo lo que se ha sabido, ¿es para estarlo?

Sí. Las políticas urbanísticas se ven bastantes años después. Normalmente, cuando llegas al gobierno de una institución lo que recibes es una herencia de muchas intervenciones urbanísticas ya diseñadas y que están en tramitación. Antes de hacer tu plan, tienes que dar salida a esas intervenciones (Canalejas, Cocheras, los desarrollos del sureste, etc.).

En ese sentido, hemos incorporado criterios interesantes. Por un lado, se les ha dado salida, y por el otro, los hemos mejorado sustancialmente.

¿En qué se han mejorado?

Uno de los criterios de mejora es la incorporación de vivienda pública y criterios urbanísticos y de movilidad de una nueva impronta. Ahora, el urbanismo es lento y se verá dentro de unos años.

Por poner dos ejemplos. La operación Canalejas que va acabar saliendo es bastante distinta a la inicialmente diseñada y el centro comercial de Madrid Rio es muy distinto. Ocurre igual con la operación ‘Mahou-Calderón’.

¿No se han planteado revisar los acuerdos de Madrid Nuevo Norte?

No. Nosotros tenemos unas competencias de urbanismo en la Operación Chamartín. Lo que hagan terceros implicados nos tiene que importar menos. No es nuestra competencia.

Dicho esto, la transmisión de los suelos desde Adif hacia el resto de actores tiene que pasar por un informe del Abogado del Estado y de la Intervención General del Estado. Si no hubieran sido positivos no se hubiera llevado a cabo la operación.

Dentro de Ahora Madrid ha habido diferencias notorias en cuanto a esta operación. La alcaldesa aseguró al hilo que “los que quieran un mundo sin empresas no pueden gobernar Madrid”.

Nosotros no queremos bloquear la ciudad. Cuando llegamos aquí tuvimos una idea clara. Estas operaciones que tenemos sobre la mesa, muchas que no diseñamos nosotros, las vamos a mejorar y dar salida. Este gobierno no va a bloquear la ciudad.

Una intervención de este tipo, que yo creo que es una operación de hace 30 años, y que va a ser de 30 años de futuro, creo que cristaliza y muestra la relación de fuerzas que hay en una ciudad entre distintos sectores. Y yo creo que es importante.

Por un lado, por la vivienda pública y la movilidad, por otro, por la pérdida de edificabilidad que tienen los privados.

Pero esa no es una visión que comparta el conjunto de Ahora Madrid.

Una intervención estratégica de ciudad de 30 años no puede estar pendiente de algunos debates internos que podamos tener o no. Hay un consenso muy amplio sobre esta operación. Es el momento de sacar adelante una operación que debía haber estado lista hace 25 años.

Visto lo visto quizá mejor que no hubiera salido hace 25 años.

Yo creo que hubiera sido positivo para la ciudad.

Ustedes han hecho bandera del reequilibrio territorial dentro de la ciudad. ¿Esta operación no redunda aún más en el concepto norte-sur que divide a la ciudad?

Creo que no. Se meten 4.400 viviendas públicas en el norte. Por otro lado, el no desarrollar Chamartín ha llevado a esta comunidad autónoma a generar miles de metros cuadrados de oficina fuera de la capital. En Tres Cantos, Alcobendas, y más al norte.

Con este desarrollo conseguimos que esos metros cuadrados de oficina estén en la ciudad. Creo que en términos de reequilibrio es satisfactorio. Si no lo hubiéramos hecho aquí se hubiera ido más lejos.

En cuanto al sur de la ciudad. La ejecución presupuestaria y las cuentas son muy claras. En las juntas de distrito del sur el incremento del presupuesto es del 40% en estos años. Es casi el doble que las del norte.

Además, en cuanto a equipamientos, nos vamos a llevar muchas dependencias municipales al sur (mercado de Legazpi), a la frontera entre Arganzuela y Usera. ¿Se podría haber hecho más? Sin duda.

Hay barrios del sur que llevan décadas sin grandes inversiones y es difícil que se vean rápido los resultados.

Cuando anunciaron el superávit mencionó que estaban en disposición de crear nuevas empresas públicas. ¿Tienen alguna avanzada?

Estamos trabajando en varias posibilidades. Desde el inicio de la legislatura, Inés Sabanés y el Área de Medio Ambiente tenían en mente crear una empresa de servicios ambientales. Esa es una de las posibilidades junto a una demanda que tenemos en nuestra área y que tiene que ver con la gestión de toda la energía y la eficiencia energética en la ciudad.

¿Serían dos empresas o una misma que comprenda esos servicios?

Posiblemente fuera una sociedad pública dedicada a la energía, ahorro y eficiencia energética.

Quedan tres meses de legislatura, ¿hay tiempo?

Es un tema que va a depender de decisiones políticas y de plazos administrativos.

En su momento también anunció que remunicipalizaría Madrid Calle 30.

Seguimos trabajando. Es un modelo de gestión endiablado y creemos que el ahorro a través de un nuevo modelo de gestión sería muy importante.

¿Está en la misma situación que las otras opciones?

Nosotros vamos a seguir trabajando esta legislatura y la siguiente en cambiar esos modelos.

Pero en tres meses hay posibilidades de que ya no estén en el gobierno. Quizá Begoña Villacís sea la alcaldesa.

Tampoco hay que ponerse dramático.

No veo a Ciudadanos queriendo remunicipalizar esos servicios.

No lo sé. Nosotros en todo caso estamos trabajando en todas las áreas como si fuéramos a seguir otra legislatura.

Por un lado porque creemos que va a ser así, y por el otro, porque por eso nos pagan.

Las encuestas colocan a los partidos de derecha en posición de poder formar gobierno con Begoña Villacís a la cabeza. Hace cuatro años la ilusión de la izquierda por el cambio aupó a Manuela Carmena, Ada Colau, ‘Kichi’,… ¿el clima para estas elecciones ha cambiado de bando?

Es evidente que la derecha tiene al electorado más movilizado en estos momentos. Habrá que ver hasta las elecciones. Lo de Andalucía es un aviso que debe servirnos para actuar y estar más preparados. La gente tiene que poner las cartas sobre la mesa.

¿Cuáles son las vuestras?

Nosotros hemos hecho un gobierno transversal que ha gobernado para todos. Hemos dialogado con muchos sectores económicos y políticos y esa va a ser nuestra línea del futuro. Nosotros nos abrimos a hablar con muchos sectores que no nos han apoyado en un principio pero que pueden hacerlo en un segundo mandato porque ya han visto el tipo de gobierno que somos.

Lo que sí tengo claro es que Madrid no está demandando un gobierno marcado por la extrema derecha. La gente no demanda hablar de Blas de Lezo o los belenes. Es una agenda ridícula.

El resultado de las elecciones de Andalucía tuvo muchas interpretaciones. Una de las más extendidas, que la izquierda se quedó en casa porque, de alguna manera, se ha olvidado del discurso de clase.

Sin embargo, muchos ayuntamientos del cambio han llevado a cabo medidas materiales que no se trasladan a la agenda mediática. ¿Cómo se seduce sin estar en televisión?

Es difícil. El ecosistema mediático que tenemos es el que es. No hay más que ver la manifestación de Colón del pasado fin de semana y ver quién dio los discursos. El gasto social no se ve y muchos de los que reciben ese gasto tienen menos posibilidades de acudir a la urna que otros. Pero bueno, es una decisión política que hay que tomar.

Sabemos que un aumento del 70% en el gasto social no llega a algunos medios que prefieren estar hablando de belenes, la semana santa, Cataluña y Venezuela. Eso lo sabemos.

Lo único que podemos hacer en ese sentido es trasladar una idea de España y de ciudad que es la que encarna Manuela Carmena. Los partidos tendrán que decidir luego si traen la agenda de las ciudades europeas o de la extrema derecha, que es hablar de problemas identitarios para una ciudad, algo ridículo.

El libro de Daniel Bernabé, ‘La trampa de la diversidad’ (Akal), también acusa a la izquierda de haber caído en ese magma de lucha de identidades.

Soy amigo de Daniel, le quiero mucho, y creo que el libro es sugerente. No obstante, creo que una forma importante que están teniendo algunas organizaciones políticas que están encarando a la extrema derecha tiene que ver con poner en valor la diversidad.

Cuando uno ve la campaña de los demócratas en EEUU, o de Los Verdes en Alemania, lo que está viendo es que las fuerzas que encaran con mayor éxito a la extrema derecha tienen un planteamiento sobre la inmigración, LGTBI, feminismo, globalismo…encaran de frente el problema.

Plantear que un movimiento nacionalista o puramente de clase, alejado de lo que tiene que ver la diversidad, va a ser exitoso es para mirárselo, porque no es así. No pasa en ningún lado.

Parte de la izquierda acusa a Iñigo Errejón de sepultar el discurso de clase.

Tenemos que hacer un planteamiento lo más transversal posible, que nos puedan votar muchos tipos de personas, aunque ideológicamente estén inicialmente en otros caladeros.

Con nosotros han funcionado muy bien muchos sectores económicos, hemos aumentado el gasto social, la inversión en el sur…Tenemos razones para poder pedir el voto de mucha gente.

Dentro de un mes, el 8-M, tendremos una de las movilizaciones más importantes de nuestra historia. ¿Eso es mirar poco a la clase trabajadora? Madrid tiene el movimiento feminista y LGTBI más importante de Europa. Eso es una riqueza de la ciudad.

Pero eso no lo rechaza nadie en la izquierda.

No lo creo, pero desde luego, no me parece un elemento anecdótico.

¿Cuál es su estado civil respecto a Podemos, sigue suspendido?

Estoy ilusionado con el proyecto de Manuela Carmena.

¿Cuáles son las diferencias económicas entre el sector errejonista y pablista?

Puedo decir lo que nosotros hemos planteado. Una política económica muy responsable que queremos llevar a la comunidad. Si podemos hacerlo con más gente de entrada, estupendo. Si no, lo haremos después de las elecciones.

Estamos dispuestos a hablar con todo el mundo.

A falta de encontrar diferencias económicas sustanciales entre sus ideas, la gente puede tender a pensar que las diferencias son sobre todo estéticas.

No lo sé. Nosotros no hemos querido tener diferencias. Queremos ir con todos los que podamos con esa tarjeta de visita (política económica), que creo que es muy clara y material. No es un discurso, ni un programa electoral, son hechos.

La división en la izquierda puede suponer incluso un incentivo en la Comunidad de Madrid.

Es difícil de decir, pero es cierto que el sistema es casi proporcional puro. También es cierto que las encuestas nos obligaban a mover el tablero.

¿‘Más Madrid’ es un movimiento de izquierdas?

Es un movimiento progresista transversal centrado en Madrid abierto a hablar con mucha gente. Tiene una mirada feminista y ecologista importante y que está dispuesto a incorporar a mucha gente que no venga necesariamente de la izquierda.

¿Estarían dispuestos a negociar con Ciudadanos si eso evitara la influencia ejecutiva de Vox?

Ahí nunca vamos a ser el problema. Siempre hemos intentado negociar con todos los que hemos podido. Ahí quien tiene que definirse es Ciudadanos, que cada vez se ha escorado más a la derecha. Nosotros estamos abiertos a todos.

¿A Vox también?

No. Con todo el mundo que no quiera tener una agenda de la extrema derecha.

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