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En Venezuela se escenifica una nueva saga. No intergaláctica, como en la exitosa serie, sino intermonedas.

Moneda de Star Wars

En Venezuela se escenifica una nueva saga. No intergaláctica, como en la exitosa serie, sino intermonedas. Criptomonedas, para ser más precisos. Aunque también pasan cosas más allá. La posición nacional alta en el uso del Bitcoin -junto a otros factores- muestran una interesante oportunidad a otras criptos. Pero -ojo-, no solo a ellas.

Resulta, por ejemplo, que en otro mundo cercano, el mundo Fintech, las criptomonedas son solo una opción -hasta ahora minoritaria y solo esperanza potencial- y se comienza a mover también el emprendimiento en otros modos diversos de pagos y capitalización.

Y, aún más, -no es un contrincante mansito- hay que considerar la fuerza histórica y la capacidad de recursos, adaptación y competitividad del indiscutible líder: el sector bancario; antes, tradicional y conservador; hoy, en dinámico proceso de adaptación a las disrupciones.

Pero, viéndolo bien, no es solo guerra, entonces. Es una recomposición del modo de construcción y de los procesos de desarrollo del renovado sector financiero. En nuestra opinión puede ser -y va a ser- una gran historia, muy interesante. No somos vanos cuando decimos que el «complejo de disrupciones» de todo tipo pronto nos mostrará un mundo muy distinto al actual.

Y volvamos a la realidad venezolana. En un contexto histórico muy particular: a) el negativo diferencial inflacionario respecto al resto del mundo; b) una moneda nacional en una vorágine descendente; c) una de las puntuaciones más bajas en inclusión financiera (posición 48, de 55 países, según el estudio Global Microscope 2018); d) una institucionalidad laxa;… pero, también, e) una entrada fuerte en la criptoeconomía, favorecida, no por los cypherpunks, sino por el propio Estado; f) una posición muy alta en el ranking global de uso del Bitcoin; y g) las ventajas nacionales para la minería; todo -todo eso- hace, del mercado venezolano, uno muy atractivo para los promotores de criptomonedas.

Pues, el país acoge, en este momento, no menos de cinco a siete despliegues de estrategias de mercado y captación de usuarios por parte de promotores de diversas criptomonedas. Casi todas -no, todas- compiten por el mismo «target». En adición, por recientes publicaciones nos enteramos, con precisión, del reciente despegue de iniciativas en el ecosistema Fintech nacional. También, que la minería crece y el país mejora aún más su posición en el ranking Bitcoin. Y, ya dicho, las condiciones «marco» arriba enumeradas hacen presagiar una mayor competencia. El país podría presenciar una intensa competencia intermonedas.

Pero, con un país fuera de los circuitos de mayor dinamismo tecnológico y un alto nivel de exclusión financiera, es de suponer que, fuera de la finalidad de refugio de valor, la otra finalidad promisoria, recursos apropiados mediante, es la de las criptomonedas como medios de pago. Es un duro reto. Y no vemos el despliegue de los instrumentos estratégicos complejos que permitan superar la brecha actitudinal y otras.

Es asunto que nos interesa. Como tanto hemos dicho, vemos la Criptoeconomía como una ventana de oportunidades para los venezolanos. Y «vender» criptomonedas, como nuevo referente monetario, medio de pagos y reserva de valor no es tarea sencilla. Exige líneas de trabajo diversas, de modo muy profesional desde el punto de vista estratégico. Cómo expresado, queremos ver una gran historia, interesante, creadora de valor agregado.

Con la típica «viveza» criolla, se ha desarrollado un incipiente; pero, activo colectivo de «bachaqueros» (caza oportunidades para el «rebusque»), tras todo «meetup» u otra ocasión de las generosas, pero simplistas promociones de criptomonedas. Creemos que son válidas; pero, lo serían mucho más, si encuadradas en una estrategia integral de cambios en la relación de: a) oferentes, b) demandantes de bienes y servicios y c) los nuevos medios, condiciones, procesos y figuras del nuevo mundo de las finanzas. Querríamos que todo lo que acontece fuere para un sistema financiero, visto como un todo, más completo y maduro.

El asunto, aún no sistematizado como tema de agenda por nuestro equipo, está, con frecuencia, en nuestras conversaciones. Hablamos de mejoramiento integral de la inclusión financiera. Más allá, de la proyección de la Criptoeconomía en la 4IR. De sus muy diversas líneas de acometida. De las tareas de gobiernos, universidades y otros agentes útiles. De su prospectiva. Por ejemplo, hace poco se habló, en unos pocos ámbitos, del advenimiento de las «Crypto 2.0». Ya nosotros pensamos en las «3.0».

***Santiago J. Guevara G., es economista venezolano, experto en Prospectiva, Estrategia y Gestión. Profesor universitario jubilado. Ejerce la Coordinación Adjunta de la Materia Interescuelas de FACES-UC (Universidad de Carabobo) en «Gerencia y Finanzas de Criptomonedas y Criptoactivos» y es facilitador del Diplomado en Criptomonedas del Ceate-FACES-UC. Es líder promotor del «Grupo de Deontología de la Criptoeconomía», basado en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Carabobo

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