La metáfora Fintech

Tribuna

La metáfora Fintech

Cada día se impone más el concepto Fintech para referir muy diversas misiones y actividades en el amplio espectro de las finanzas.

Fintech

Sí, la realidad del mundo financiero se hace cada día más compleja. Eso, muy probablemente, sea un cuento con final feliz. Que junto al banquero estén el utopista, el tomador de riesgos, el visionario tecnológico, el liberal individualista y cierta dosis de filantropía es bastante más que tecnología y finanzas y no puede sino producir un buen resultado.

Hoy, finanzas es mucho, mucho más que banca; la cual, dicho sea, se escribe con «b» de ambición. Porque es que cada día se impone más el concepto Fintech, para referir muy diversas misiones y actividades en el amplio espectro de las finanzas, algunas de ellas de naturaleza muy distinta a la que estamos acostumbrados a ver en el mundo de los ambiciosos o avaros banqueros.

Con una característica esencial: son resultantes del también amplio conjunto de desarrollos tecnológicos nuevos, salidos del conjunto de disrupciones de los últimos años. Porque sucede que la Cuarta Revolución Industrial marca y marcará aún más todos los ámbitos y escalas del mundo de los negocios.

Tecnologías nuevas y negocios financieros -viejos y nuevos- representan hoy, entonces, un amplio espacio de oportunidades, expresado por la metáfora Fintech. Y a nosotros nos interesa porque ya se incluye los negocios criptoeconómicos en ese ecosistema. Aún no convencionalmente; pero se comienza a incluirlos. Esa inclusión y las ya evidentes complementariedades permiten promisorios manejos para el amplio conjunto, incluidos los bancos tradicionales.

Hay un proceso fuerte, muy claro en la evolución económica actual: muchos tienden a ser, cada día más, partes de iniciativas asumidas como tecnológicas. BBVA declara que será algún día, no un banco, sino una empresa de softwares. Mastercard no se reconoce ya como como empresa de pagos, sino tecnológica. La definición principal de las fintechs o de los exchanges u otras figuras criptoeconómicas es con base, no en la razón humana, sino en la técnica. Tan es así, que en la evolución de los negocios ligados a la «Internet de las Cosas» (IofT) o al «Machine learning», en lo operacional, lo humano, no sólo no hace falta, sino que molesta y encarece. IOTA se define como la moneda, no de la gente, sino de la IofT. Posiblemente sea un mal chiste; pero, de estar vivo, Max Weber escribiría hoy «La tecnología y el espíritu del capitalismo».

En un muy interesante trabajo descriptivo, Finnovista, «una organización de impacto», aceleradora del desarrollo de empresas de tecnología que proveen servicios fintechs y potenciadora del ecosistema en el cual operan, ha aportado lo que llaman «Fintech Radar», por medio de la cual «mapean» ese ecosistema. Esos mapas son un muy útil medio analítico respecto al volumen y diversidad de iniciativas en el «sector»; en realidad un sector de sectores y a las diferencias nacionales en él. Muy útil aporte.

A nuestros fines, nos resulta de mucho interés la consideración de los recursos criptoeconómicos, como los medios de pago, al lado de otros, de la misma función pero de otra naturaleza. Nos ayuda a destacar algo que no por obvio, resulta claro: que las prestaciones de la Criptoeconomía compiten con similares de naturaleza diferente, lo cual hace aún más interesante las tareas relativas a su desarrollo, especificidad, exigencias competitivas, etc.

Pero, no sólo eso. Al mapear el ecosistema específico al cual pertenece, permite conocer el conjunto de oportunidades; pero, también de retos para su mejor desarrollo. Y los componentes de ella que aún no están presentes. Por ejemplo, en el retrato de varios países latinoamericanos no aparece «payments: crypto». Solo «payments and remittances». O sea, aún hay países que no disponen de sistemas de pagos criptoeconómicos. Una carencia que debemos entender como oportunidad.

Un aspecto de nuestro especial interés es la realidad de la presencia, en el «ecosistema», de actividades ligadas al conocimiento y sus aplicaciones, incluidas las tareas de formación, adiestramiento, extensión y transferencia de saberes y destrezas. Eso se relaciona con el tipo de actividad de adiestramiento de la cual nos ocupamos.

Fintech es conocimientos nuevos cercanos a ser aplicados; es innovación en diversos ámbitos, más allá de lo tecnológico y lo financiero; es avance en la relación entre pares; mejoras en los costos de transacción; facilitación de los procesos para el consumo y, por ende, del bienestar; disminución de las barreras a la entrada al sector financiero y, por tanto, mejora de su competitividad y un largo etcétera. La metáfora Fintech es una buena metáfora favorable al bienestar.

***Santiago J. Guevara G., es economista venezolano, experto en Prospectiva, Estrategia y Gestión. Profesor universitario jubilado. Ejerce la Coordinación Adjunta de la Materia Interescuelas de FACES-UC (Universidad de Carabobo) en «Gerencia y Finanzas de Criptomonedas y Criptoactivos» y es facilitador del Diplomado en Criptomonedas del Ceate-FACES-UC. Es líder promotor del «Grupo de Deontología de la Criptoeconomía», basado en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Carabobo.

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