Adiós al dinero barato, ¿está el mundo preparado?

Adiós al dinero barato, ¿está el mundo preparado?

El BCE se prepara para seguir los pasos de la Fed y el Banco de Inglaterra pese a que aún persisten muchos desequilibrios en Europa.

Mario Draghi

La era del dinero barato toca a su fin, al menos en occidente. La Reserva Federal y el Banco de Inglaterra iniciaron ya hace un tiempo la senda de la subida de tipos, y el Banco Central Europeo (BCE) espera seguir sus pasos en verano del próximo año, justo antes de que Mario Draghi abandone la presidencia. Antes, la institución finalizará en 2018 su agresivo programa de compra de bonos a pesar de que algunos países europeos todavía muestran graves desequilibrios, especialmente Italia.

El pasado 26 de octubre, la Fed decidía subir los tipos de interés hasta un rango de entre el 2% y el 2,25%. Era la tercera subida del año y la octava desde que en 2015 la institución, entonces bajo el mandato de Janet Yellen, puso fin a la era del dinero barato. El actual presidente, Jerome Powell, avisó de que en diciembre habrá una nueva subida. La Reserva Federal desde hace un año además ha iniciado un recorte de su balance, dejando de reinvertir los vencimientos de la deuda adquirida durante la crisis.

Si la Fed subió los tipos en septiembre, la última subida del Banco de Inglaterra no es mucho más lejana, del mes de agosto. Entonces, el responsable de la política monetaria británica elevó el precio del dinero hasta el 0,75%, sus máximos desde 2009, pese a todas las dudas que ha generado el Brexit.

El BCE será el último gran banco central occidental en subir tipos de interés, y no lo hará hasta verano de 2019, según las propias estimaciones que maneja la institución. En octubre del 2019 Draghi abandonará su puesto, por lo que sólo le dará tiempo a una subida si se apuran los plazos. El italiano, tercer presidente del BCE tras Wim Duisemberg y Jean Claude Trichet, es el único que no ha endurecido la política monetaria durante su mandato. Actualmente, el tipo de referencia, la facilidad marginal de crédito y la facilidad de depósito se sitúan en el 0,00%, el 0,25% y el -0,40% respectivamente.

Antes de acometer las subidas en el precio del dinero, el BCE tendrá que poner fin a su agresivo programa de compra de bonos, que ha ayudado a Europa a salir de la recesión si bien por el camino ha recibido feroces críticas, sobre todo por parte de los países más austeros, con Alemania al frente. Desde que se puso en marcha el proceso, en marzo de 2015, la factura ha ascendido a 2,6 billones de euros. En un primer momento la institución desembolsaba 60.000 millones de euros mensuales en activos, que redujo a un ritmo de 30.000 millones desde enero de este año. La cifra será de 15.000 millones en el último trimestre de 2018, para terminar en diciembre.

El fin de la compra de bonos llega a pesar de que todavía existen notables debilidades en buena parte de los países europeos. Todas las miradas apuntan especialmente a Italia, donde la llegada al poder de una coalición de Movimiento Cinco Estrellas y Liga Norte ya ha provocado roces con el BCE. No obstante, una vez que el BCE deje de intervenir en el mercado Draghi todavía tendrá un as en la manga si la recuperación económica no logra enderezarse debido a la tormenta política en Italia: la denominada ‘Operación Twist’. Denominada así por el famoso baile de moda en los ’60, cuando la Reserva Federal la llevó a cabo por primera vez, se basa en canjear bonos a corto plazo por otros con un vencimiento más lejano que se quedan en el balance, facilitando el pago de intereses más bajos en la deuda pública. La última vez que la Fed utilizó esta fórmula fue en 2011, bajo el mandato de Ben Bernanke.

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