Llegar al banco con el alma en un puño. Pedir un préstamo y cruzar los dedos. Al otro lado, una camisa con corbata empieza a disparar preguntas. Nombre, dirección, empleo. Ingresos y bienes, facturas y gastos. Y cuando ya todo parece caminar en la dirección adecuada, un ceño fruncido le anuncia que la cosa no termina aquí. Aparece usted en una lista de morosos y las dificultades que esto entraña a la hora de obtener cualquier tipo de financiación lo catapultan de nuevo a la casilla de partida.
Pertenecer a una lista de morosos implica a priori una evaluación negativa por parte de las entidades financieras, al aparecer recogido un caso que muestra que usted no es un buen pagador, y por tanto no ofrece garantías de que el crédito que les está a punto de conceder vaya a ser subsanado en el debido tiempo. Además, aun en el caso en el que usted haya resuelto la posición deudora por la cual ha sido incluido en una lista de morosos, es posible que su nombre permanezca ahí. Y es que las encargadas de añadir y eliminar nombres de este puñado de listas que las bancas vigilan con lupa, son las propias empresas. Y, por supuesto, la premura con la que estarán dispuestas a incluir su nombre en las mismas difiere mucho de su voluntad de tomarse la molestia de eliminarlo de ellas.
Aunque la ley dictamina que la inclusión en un registro de este tipo ha de ser comunicada al moroso, no sucede así en todos los casos. Asimismo, una vez que se salda la deuda en cuestión y que se proporcionan al fichero los documentos que demuestran que es así, éste debería responder en un plazo de diez días y, de ser el caso, eliminarlo del mismo. Cuando ello no ocurre, el ciudadano tiene derecho a presentar una reclamación en la Agencia Española de Protección de Datos.
En España existen alrededor de unas 130 empresas que elaboran registros de impagos. La más famosa de ellas es la Asociación Nacional de Entidades Financieras (ASNEF), donde aparecen las personas que no han pagado sus facturas a tiempo. Por otra parte, el Registro de Aceptaciones Impagadas (RAI) incluye a empresas y autónomos por el impago de letras, pagarés o cheques. Otra de las más importantes es la Central de Información de Riesgos del Banco de España (CIRBE), que no se trata en sí de un fichero de morosos como tal, sino de un registro. No obstante, al registrar a todos aquellos que tienen un préstamo, contiene un tipo de información de especial valor para las entidades financieras a la hora de decidir sobre la concesión de créditos. Además, existen el Experian Bureau de Crédito (BADEXCUG), que incluye a morosos denunciados por un acreedor, y el Fichero de Incidencias Judiciales (FIJ), que proporciona información sobre personas que mantienen posiciones deudoras con la administración pública.
Con todo, existen empresas financieras que aceptan dar créditos a personas en listados de morosos, ya que atienden a otros factores y este no es excluyente. En esta página se especifican los casos en los que esto es posible.
