El BCE constata que aumenta el fraude con tarjeta a través de Internet

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El BCE constata que aumenta el fraude con tarjeta a través de Internet

Un informe del BCE muestra que el fraude por Internet supone tres cuartas partes de las operaciones fraudulentas con tarjeta.

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El valor total de las operaciones fraudulentas efectuadas con tarjetas emitidas en la Zona Única de Pagos en Euros (SEPA) –la UE más Suiza, Islandia, Liechtenstein y Noruega- se cifró en 1.800 millones de euros en 2016, lo que representa un descenso del 0,4% con respecto al año anterior, según un reciente informe publicado por el Banco Central Europeo (BCE).

Estos 1.800 millones de euros suponen que las pérdidas por fraude ascendieron a un euro por cada 2.428 euros gastados en operaciones con tarjetas de crédito y de débito. En términos relativos, es decir, como porcentaje del importe total de las operaciones con tarjeta (4,38 billones de euros), la tasa de fraude se redujo 0,001 puntos porcentuales, hasta situarse en el 0,041% en 2016, frente al 0,042% registrado en 2015, el primer descenso desde 2011.

El informe del BCE sobre fraude con tarjeta publicado hoy muestra que el 73% del importe defraudado correspondió a operaciones de pago con tarjeta no presenciales (principalmente fraude por Internet), el 19% a operaciones realizadas en terminales de puntos de venta (TPV) y el 8% a operaciones en cajeros automáticos.

En 2016 se produjo una disminución significativa del fraude en las operaciones con tarjeta en cajeros automáticos (-12,4%) y en TPV (-3%) en relación con 2015. Por su parte, el fraude por Internet fue la única categoría que aumentó (2,1%) con respecto al año anterior, hasta alcanzar una cifra de 1.320 millones de euros.

El fraude de los pagos con tarjeta por Internet está aumentando como consecuencia del desarrollo de los servicios digitales y se está volviendo “cada vez más sofisticado”, según señala la institución. Los tipos de fraude por internet más habituales, según el sector, son el denominado clean fraud -en el que los delincuentes consiguen los datos del titular legítimo de la tarjeta, incluidas las credenciales de ‘3D Secure’ y de verificación de dirección-, y el ‘robo de identidad’ -donde el estafador sustrae los datos personales del titular de la tarjeta con el fin de realizar operaciones por internet no autorizadas-.

Sin embargo, en los últimos años se ha observado un aumento del denominado ‘fraude amistoso’ (friendly fraud), en el que el pagador primero realiza una operación de pago legítima y posteriormente alega que se ha hecho un uso fraudulento de su tarjeta y procede a reclamar la devolución del importe.

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