Las gafas premontadas, una opción poco aconsejable para corregir la presbicia o vista cansada

Las gafas premontadas, una opción poco aconsejable para corregir la presbicia o vista cansada

La vista cansada se origina por el propio envejecimiento del cristalino —la lente natural con la que se enfocan los objetos— que gradualmente va perdiendo su característica elasticidad.

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La vista cansada o presbicia es un problema visual que afecta al 81 % de la población mayor de 45 años. El porcentaje se eleva hasta el 98 % en el caso de los mayores de 65. Por lo tanto, parece inevitable su desarrollo y, llegado el momento, una de las opciones para corregir de modo rápido y eficaz el problema es la adquisición de unas gafas.

Muchas personas deciden decantarse por gafas premontadas cuyo uso se ha popularizado por su bajo precio. Sin embargo, estas pueden comportar graves consecuencias para la salud visual, según alertó el Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas.

Así, este organismo asegura que las personas que confían en unas gafas de estas características pueden sufrir pérdida de calidad visual e incluso visión doble, en los casos más extremos.

Según denuncia esta institución, este tipo de gafas están fabricadas en su gran mayoría en plástico inyectado y, además, no han sido sometidas a ningún tratamiento de superficie óptica. Todos estos factores favorecen que la imagen que el consumidor capta a través de ellas presente una gran cantidad de alteraciones. De este modo, pueden llegar a provocar mareos, dolor de cabeza y cansancio al leer.

¿Qué es la vista cansada?

La vista cansada se origina por el propio envejecimiento del cristalino —la lente natural con la que se enfocan los objetos— que gradualmente va perdiendo su característica elasticidad. Por lo tanto, se produce un deterioro en su capacidad para enfocar los objetos.

La situación se agrava con los años. Así, tarde o temprano, quienes presentan presbicia deben buscar una solución a un problema que les impide realizar tareas tan simples como marcar un número de teléfono, pues no consiguen ver de cerca ni distinguir con nitidez.

Lo cierto es que muchos, ya sea por ignorancia o porque su economía es muy modesta, deciden probar fortuna con estas gafas premontadas que se fabrican con unas medidas estándares de distancia interpupilar y graduación. Lamentablemente, encontramos lo mismo en ambos cristales y es difícil que ambos ojos presenten las mismas dioptrías. En definitiva, es muy probable que si las usamos, veamos mal.

Problemas en la visión

Para una correcta visión es preciso que el centro óptico de cada lente coincida con el centro visual de cada ojo. Una sincronía que es muy difícil que concurra cuando el paciente opta por unas gafas premontadas. Es ahí cuando surgen los problemas visuales anteriormente citados.

Sin embargo, esta clase de gafas abundan en establecimientos como parafarmacias e incluso en supermercados a unos precios muy tentadores. Algunas, además, carecen de los correspondientes controles sanitarios y tampoco se ofrece al cliente un adecuado asesoramiento respecto a una compra que genera tantas dudas a los consumidores.

Ante este problema, los profesionales del ramo aconsejan acudir siempre a una óptica donde nos atenderá un experto óptico-optometrista.

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