Cuando la falta de recursos en la escuela pública de Madrid obliga a las familias a buscarse la vida

Educación

Cuando la falta de recursos en la escuela pública de Madrid obliga a las familias a buscarse la vida

En el Colegio Carlos Cano de Fuenlabrada conviven varios alumnos con necesidades especiales frente a una falta de profesorado. “No nos ayuda nadie”, narra una madre.

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Inés tiene tres años. Está cerca de cumplir los cuatro y es la más pequeña de tres hermanos de nueve y cinco años. Nació con un problema auditivo, con sordera. Nadie más en la familia lo sufre, pero ha conseguido reducirlo con dos audífonos. “Cada uno cuesta 3.800 euros y nos han dado una ayuda de 700 euros”, explica su madre Alicia Domínguez a EL BOLETÍN.

El problema obligó a sus padres a pensar en escolarizarla en un colegio concertado en Tres Olivos (Madrid) especializado para estos alumnos. Sin embargo, las pegas para “coger a sus hermanos al no ser sordos” echó atrás la tentativa. El alto precio tampoco ayudaba.

Finalmente, la familia pensó en un colegio público fuenlabreño que cuenta con una metodología educativa distinta. Se trata del Colegio Carlos Cano. “Ahí los niños son felices”, resume Alicia. Inés ya lleva dos años escolarizada en este centro, pero los problemas no han tardado en aparecer.

“Estamos orgullosas y orgullosos porque tenemos una comunidad educativa que apuesta por un modelo pedagógico cooperativo, inclusivo”, celebran desde el AMPA. Sin ir más lejos, en todo el centro hay 36 alumnos con necesidades especiales. “Es un colegio muy particular, muy inclusivo”, narra Neila García, otra madre del centro, a EL BOLETÍN.

Una larga lista de estudiantes que podría verse ampliada ya que quedan “20 niños sin diagnosticar”. No es fácil conseguir ese diagnóstico. Y ahí entra en escena la primera carencia, tal y como denuncia Alicia: “La orientadora solo va un día a la semana”. No da abasto porque tiene que ir a más centros, completa Neila.

La reivindicación que lanza Neila y todos los padres gira porque la orientadora vaya al menos cuatro días a la semana. Así se lo han hecho saber durante semanas a la Consejería de Educación y así lo han gritado este jueves en una protesta ante la Asamblea.

Pese a que las reuniones con la Consejería de Educación han sido múltiples, las movilizaciones no se frenan. Todo lo contrario al escuchar las justificaciones. “Los políticos tienen la llave para quitarnos la angustia”, recuerda la madre de Inés.

La falta de recursos va más allá de una orientadora que por “mucho interés y empeño que ponga”, como apunta el AMPA, no puede cubrir todo el trabajo. Y es que el Colegio Carlos Cano cuenta con una única profesora de audición y lenguaje.

Según relatan las familias, esta profesional “solo va tres días a la semana para ver a 27 alumnos”. Un trabajo amplio que ha aumentado respecto al año pasado que tenía que atender a 20 alumnos.

No obstante, la Comunidad de Madrid no ha reaccionado ante este incremento aumentando las horas de la maestra, por lo que ha provocado la vuelta a las movilizaciones.

El constante choque con la Consejería de Educación

“En la Consejería de Educación nos dijeron que es que el presupuesto se les va, que les sale caro poner a otra profesora de apoyo”, revela Alicia. Neila, en una de estas reuniones, también vio la realidad que le puso sobre la mesa la Administración: “Dicen que se ha hecho un estudio económico y que es muy costo poner a una persona más. Que nos olvidáramos”.

El AMPA insiste en que “es completamente insuficiente que una sola persona” pueda atender a todas las incidencias que surgen “a diario”. Alicia lo ve con su hija Inés: “Cada niño tiene sus necesidades, en la clase de mi hija, por ejemplo, hay otra niña con retraso cognitivo debido a una deleción en el cromosoma 2”.

Así, Alicia reclama que, al menos, se intente desde el centro público adaptarse “a cada necesidad”. No obstante, falta un componente en la ecuación: “No se consigue sin recursos”.

Según le aseguran desde la Comunidad de Madrid, se está “al tanto” de esta situación, pero sospecha que se pasan la pelota de un lado a otro.

Esta respuesta insuficiente también lo ha sufrido Neila. Ella incluso salió llorando de una reunión con las autoridades ante la “frustración” por la falta de profesores en el inicio escolar: “El delegado de personal de la DAT Sur nos dijo que no habían pasado tantos días sin profesores”. “Terminan agotándote”, apostilla Alicia.

Agudizar el ingenio e intensificar la lucha

De esta manera, la madre de Inés ya entiende que la escolarización pasa por “buscarnos la vida”, de hacer frente a una situación por la que reconoce “no estar formada”.

¿Y mudarse a otro centro público que sí se centre en estos problemas? Una pregunta que Alicia responde con otras tantas cuestiones: “¿Por qué tengo que irme del Carlos Cano? ¿Por qué tengo que mover a toda la familia? ¿Por qué no llega la ayuda?”. Cabe recordar el orgullo de los padres con este colegio y el potencial pese a la falta de recursos.

Aun así, menos orgullo les produce los últimos anuncios del Gobierno autonómico. La implantación para el próximo curso de un cheque para los alumnos de Bachillerato que estudien en colegios concertados ha caído como una bomba en el centro fuenlabreño.

“Hay concertados que presumen de apoyo y nosotros precarizados”, responde Neila. “Qué mal administrado todo”, completa Alicia. Mientras tanto, aunque reconoce estar “muy cansada”, Alicia sigue moviéndose, “buscándose la vida”.

A raíz de esta “realidad”, el ingenio ha pedido paso. Por ejemplo, Alicia ha tenido que pedir pelotas de tenis a otros padres para rajarlas y colocarlas en patas de sillas y mesas y así minimizar el ruido o ha tenido que mirar a la Universidad Rey Juan Carlos para ponerse contacto con un grupo de trabajo que acondiciona espacios con ruidos.

“Vamos a emprender todas las acciones que consideremos oportunas”

Pese a todo ello, Alicia concluye con cuatro palabras: “No nos ayuda nadie”. Eso sí, esta falta de acción se lo dedica a los responsables políticos, las familias entre sí se tienen.

Incluso entre los propios alumnos: “Los compañeros de Inés aunque solo tengan cuatro años están muy concienciados de lo que no pueden hacer para así ayudarla”.

Neila reivindica esa ayuda y avanza que van a continuar en la brecha: “No hay intención de parar”. El AMPA, tras manifestarse frente al Parlamento madrileño, ha vuelto a apelar al consejero de Educación: “Le pedimos que le dé a la educación de nuestras hijas e hijos la mayor prioridad, que efectúe los cambios precisos”.

“Como usted entenderá, defender el derecho a la educación de nuestros hijos e hija, que no se puede entender si no es dentro de una escuela inclusiva, es nuestra obligación como padres y madres. Vamos a emprender todas las acciones que consideremos oportunas para tal fin”, terminan desde el AMPA.

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