Desde la mesa le agradecen y en tono jocoso, que no falta en el cubano aun al tratar serios asuntos, se le pregunta si aceptaría ser padrino en una boda entre dos homosexuales. El interpelado no entiende de bromas, se retira el micrófono de su mano y grita a voz en cuello:
-¡Ni muerto, compañero, ni muerto me presto para tal desfachatez!
Bien curioso lo que ocurre ahora mismo y sucederá hasta el 15 de noviembre con ese Artículo 68, que ha sido uno de los más comentados por la población. Otros, de contenido económico, no han sido tomados con tanto rigor.