La caída en la curva del paro esconde una realidad clave: aunque la tasa de desempleo rozó el 27% en lo peor de la crisis y ya se han recuperado casi dos tercios de ese empleo, España está aún más lejos de recuperar las horas trabajadas de la población antes del crac económico.
Desde el máximo de 2008 hasta los peores momentos de 2013 los empleados por cuenta ajena perdieron casi 173 millones de horas trabajadas, algo más del 29% del total en los tiempos de la burbuja.
De esos millones de horas, no se han recuperado ni seis de cada diez: según la última Encuesta de Población Activa (EPA), el 58%. Quedan más de 100 millones de horas de empleo de los asalariados respecto a las que se trabajaban en su máximo de 2008.
Lo ponía de manifiesto esta semana Unai Sordo, secretario general de CCOO, en la presentación de la campaña contra la precariedad laboral Summer War. “Hemos asumido que el paro se ha reducido y ya no es un problema, pero seguimos siendo subcampeones en Europa, pero es que además el paro estadístico refleja una parte del problema”.
“Ninguna de estas trabajadoras que en el mejor de los casos trabajan durante dos horas aparece en una estadística de paro. Pero viéndolo desde otro punto de vista, es una persona que por seis horas está en el desempleo, si computáramos en jornada completa”.
Se refería a algunas de las trabajadoras que ejemplificaban el trabajo precario que el sindicato quiere combatir: el de María, monitora de comedor en colegios a la que las empresas suelen apurar el contrato al mínimo posible: “Intentan contratarte por una hora y media al día, por una hora y tres cuartos”. Además, cuando llegan las vacaciones y el colegio cierra, se va al paro.
“Las Administraciones lo saben y no hacen nada. Somos en un 99% de los casos mujeres. Yo cumplo 65 años y no me planteo jubilarme, encuentras a personas de 70 años trabajando porque al menos así puedes acceder a una comida y un desayuno”, lamentaba la trabajadora.
De hecho, comparando el cierre de 2008 con el de 2017, el número de ocupados que trabaja entre 1 y 9 horas semanales es hoy un 12% mayor; las personas que trabajan de 10 a 19 horas a la semana son casi un 20% más.
