Señor ministro del Interior de Italia, su escalada xenófoba puede que le esté proporcionando réditos electorales, según reflejan las encuesta, pero nos traen ecos de leyes raciales que expulsaron a miles de judíos.
El cierre de los puertos al Aquarius con 629 migrantes a bordo y ahora el censo especial de los gitanos para expulsar a cuantos se consideren irregulares, aceptando sólo que permanezcan los que «desafortunadamente» sean italianos, nos devuelve a la época más sombría de nazis y fascistas. De modo súbito retrocedemos a la barbarie que destruyó Europa hace setenta y cinco años. La Unión Europea en bloque debe reaccionar ante Su Señoría porque la xenofobia o se combate o se contagia.