“Moción instrumental”, “presidente interino”: la neolengua para emergencias de Ciudadanos

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“Moción instrumental”, “presidente interino”: la neolengua para emergencias de Ciudadanos

La formación naranja recurre a conceptos inexistentes en las normativas autonómicas, del Congreso y de la propia Constitución para justificar sus posiciones respecto al PP.

Albert Rivera, presidente de Ciudadanos

“Investidura instrumental”, “abstención técnica”, “presidente interino”. Ciudadanos parece haberse propuesto reinventar el diccionario político – institucional con los últimos acontecimientos en la Asamblea de Madrid y el Congreso de los Diputados, donde el PSOE acaba de presentar una moción de censura contra Mariano Rajoy.

Ante el terremoto político por la sentencia del caso Gürtel, el socio de investidura de Rajoy quiere tomar la calle de en medio: rechaza apoyar la moción de censura del PSOE pero quiere que el PP convoque elecciones anticipadas.

Si no lo hace, advierte, los naranjas presentarán una moción para proponer una investidura ajena a la de Pedro Sánchez y que solo sirva para forzar la convocatoria de comicios generales. Una “investidura instrumental” o “moción de censura instrumental”, en palabras de José Manuel Villegas, secretario general de Ciudadanos.

Pero la Constitución no contempla ese concepto: según explica la sinopsis del desarrollo de la Carta Magna, la norma está hecha para frenar las mociones “puramente negativas, que desembocan en la caída del Gobierno pero sin consideración alguna a la posibilidad de formar un equipo sucesor”.

La destrucción de un Gobierno va unida a la «construcción» de uno nuevo, evitándose los paréntesis tan peligrosos sin Ejecutivo. Y, desde luego, desincentivándose la presentación de estas iniciativas, tan favorecedoras de la inestabilidad política”, expresa la institución, calificando la propuesta de Ciudadanos como una vía indeseable, aunque no ilegal.

El desarrollo de la ley entiende que “si la mayoría que apoya al Gobierno es fuerte y disciplinada, las mociones de censura, aunque no sean constructivas, estarán destinadas al fracaso y se evitarán las crisis gubernamentales. En esas circunstancias, la presentación de mociones, carentes del incentivo de abrir paso a nuevos gobiernos, tenderá a ser más esporádica”.

En cualquier caso, no es la primera ‘innovación’ lingüística de los naranjas en estas lides: Ciudadanos ha insistido en que Ángel Garrido, actual presidente de la Comunidad de Madrid y sustituto de Cristina Cifuentes, es un “presidente interino” que liderará un gobierno «de transición” hasta las próximas elecciones autonómicas, en 2019.

La realidad es que Garrido es un presidente autonómico con todas las de la ley, su Ejecutivo no es “de transición” y estará en la Puerta del Sol gracias al voto de confianza del grupo que dirige Ignacio Aguado, que rechazó apoyar la moción de censura del socialista Ángel Gabilondo para desalojar al PP del gobierno regional.

En ese mismo proceso, Ciudadanos argumentó que tumbaría la propuesta del PSOE porque «hay que ganar en las urnas y no en los despachos”. Nueva maniobra de distracción: pactar una moción de censura en las circunstancias que concurrieron en la Asamblea madrileña es un procedimiento totalmente regular y que emana directamente de las propias urnas, teniendo en cuenta que si Gabilondo sacara adelante su investidura, lo haría con el apoyo legítimo de una mayoría de la cámara. Esa mayoría no procede de ningún otro sitio que de las urnas.

Antes del escándalo del máster de Cifuentes, la creatividad lingüística de Ciudadanos se manifestó en Murcia, ante la imputación por malversación y prevaricación del ya expresidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez. El popular, sostenido en el gobierno regional por un pacto con Ciudadanos, acabó dimitiendo y siendo sustituido por otro diputado del PP, Fernando López Miras. Lejos de rechazar al nuevo candidato, Ciudadanos se abstuvo para permitir que gobernara en lo que llamó una «abstención técnica»para devolver la «estabilidad» a la región murciana.

«Es una abstención técnica como hizo su partido con el Gobierno de la nación», se defendió ante el PSOE el diputado murciano de Ciudadanos Miguel Sánchez. Y no le faltaba razón: el concepto de investidura técnica fue reivindicada por los propios socialistas cuando permitieron la investidura de Mariano Rajoy en 2016 con 68 abstenciones y solo 15 ‘noes’ al candidato popular.

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