Fiebre inmobiliaria: ya hay provincias donde se compra más vivienda que antes de la crisis

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Fiebre inmobiliaria: ya hay provincias donde se compra más vivienda que antes de la crisis

Los registradores alertan de que las subidas de precio expulsan a capas de población del mercado inmobiliario en lugar de dinamizar el sector.

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Las compraventas de vivienda han aumentado, de media, un 77,1% desde los mínimos de la crisis económica, que se vivieron en 2013. El incremento desigual, por zonas de mayor demanda y presión sobre la vivienda, ha aupado a al menos una capital por encima del nivel de transacciones de los años del boom del ladrillo, entre 2004 y 2006, y varias más se acercan a esa línea.

Según los datos del último informe de BBVA Research, en seis provincias las ventas han crecido desde ese punto mínimo por encima del 100%. Es decir, las operaciones se han duplicado en Baleares, Barcelona, Cantabria, Asturias, Madrid y Vizcaya.

Precisamente esta última es la primera en cruzar la línea: Vizcaya fue una de las zonas con menos caída relativa de las transacciones durante la crisis y en 2017 las ventas de vivienda superaron las cifras de los años previos al estallido, entre 2004 y 2006.

Aunque es la provincia que despunta, los datos de BBVA muestran cómo otras capitales se acercan progresivamente a esa línea que midió la venta de vivienda en la época del boom: en Guipúzcoa se venden el 90% de viviendas que se vendían durante la burbuja, y Álava, Navarra y Málaga rondaron en 2017 el 85% de aquellas transacciones.

Por su parte, Teruel, Ciudad Real, Soria y Lugo fueron las provincias donde menos se recuperaron las transacciones residenciales, con un avance inferior al 40% respecto al mínimo
de la crisis.

Aunque BBVA prevé un crecimiento más moderado en 2018, la curva sigue: según la estadística del Colegio de Registradores para el primer trimestre, el número de compraventas alcanzó las 128.990, un «importante» crecimiento intertrimestral del 15,25%. «Este volumen de compraventas trimestrales es el más elevado de los últimos treinta y ocho trimestres, debiendo retroceder hasta el tercer trimestre de 2008 para encontrar una cifra superior», explican los registradores. La estadística apunta que, desde hace cuarenta y dos trimestres, no se superaban las 100.000 compraventas trimestrales en vivienda usada, como ha ocurrido a inicios de 2018.

El mayor número de compraventas se ha registrado en Madrid (18.855), Barcelona (14.328), Alicante (10.232), Málaga (7.931) y Valencia (7.489)

Precios y expulsión

El Colegio de Registradores constata que los precios también siguen al alza: solo en un trimestre han subido un 4,48% según el Índice de Precio de la Vivienda de Ventas Repetidas (IPVVR), el mayor crecimiento trimestral en el actual ciclo de recuperación del precio de la vivienda.

Este índice mide los inmuebles que han sido vendidos al menos dos veces en el periodo estudiado y es uno de los indicadores más fiables para medir precios al comparar el coste de las mismas viviendas a lo largo del tiempo.

«Este ritmo de crecimiento supone pasar de constantes y moderados aumentos del precio de la vivienda a la consecución de crecimientos con una notable fortaleza, fruto de la intensa presión de la demanda», explica el informe.

Sin embargo, los registradores consideran que este incremento traslada «una presión al mercado desde el punto de vista de las expectativas que de ningún modo puede generalizarse en la consideración del comportamiento del mercado inmobiliario«.

Creen que «el precio de la vivienda atraviesa un proceso de clara recuperación que, en determinados ámbitos geográficos, está dando lugar a un intenso crecimiento, ya sea por el hecho de partir de unos niveles de precios excesivamente bajos o porque la demanda está presionando con intensidad al alza de los precios».

Pero en cualquier caso avisa de sus consecuencias: hasta el momento, ha considerado positivamente la tendencia por «dinamizar el mercado». Pero en este punto avisa de que «niveles de crecimiento como los que se están alcanzando pueden provocar precisamente lo contrario, dando lugar a un efecto expulsión del mercado a agentes demandantes que no pueden acceder a determinados niveles de precios«.

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