Colegas nicas que conocí cuando cubrí como corresponsal de guerra el enfrentamiento con la llamada “contra”, no apoyan la versión gubernamental de que se trata de algo incitado por delincuentes juveniles (universitarios) con la ayuda de la larga mano de la derecha ahora en pleno apogeo en toda Latinoamérica.
Los incidentes, como se conoce, surgieron a partir de la decisión gubernamental dispuesta por el Fondo Monetario Internacional, por demás inconsulta hasta con los responsables económicos del Frente, de modificar a peor el régimen de seguridad social y pensiones. Fue la gota que colmó la copa. Unos 60 muertos han dejado constancia de la revuelta popular.
Los medios oficiales cubanos no cesan en defender no ya al sandinismo, sino al matrimonio Ortega-Murillo al tiempo que el hoy empresario y su primerísima dama nos muestran qué fácil es escribir en media cuartilla un enjundioso manual de cómo putear una revolución. Ya lo dijo el tal Maquiavelo cuando escribió de los vicios del poder.