Un impulsor de Ciudadanos compara feminismo y nacionalismo por «fundamentalistas»

Feminismo

Un impulsor de Ciudadanos compara feminismo y nacionalismo por «fundamentalistas»

El catedrático Francesc de Carreras critica que la respuesta a la sentencia de 'La Manada' confierte al feminismo en una "creencia que no admite discusión".

Josep Piqué, Josep Borrell, Francesc de Carreras y José López Burniol.

“¿En qué se parecen hoy feminismo y nacionalismo?”, se pregunta el catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad Autónoma de Barcelona, Francesc de Carreras desde una columna en El País. Su opinión es que ambos se definen por su “carácter crecientemente dogmático y fundamentalista” que los convierte en “ideologías y creencias cerradas que no admiten discusión”.

El profesor que, tras considerar que los partidos de izquierdas daban alas al nacionalismo abandonó su cercanía a socialistas y verdes para relacionarse con Arcadi Espada o Albert Boadella en los años 2000, fue uno de los impulsores de Ciudadanos en Cataluña hace ya 13 años y llegó a cerrar la lista electoral naranja en Barcelona.

Carreras cree ahora que “el hilo” que conecta al feminismo y al nacionalismo (catalán) es “la creencia de una identidad colectiva”: “En la tradición ilustrada y democrática, el feminismo defendía la igualdad de derechos entre hombres y mujeres”, defiende.

Pero cree que “del feminismo de la igualdad hemos pasado al feminismo de la identidad: la mujer es igual a las otras mujeres, no a los hombres. Incluso, se dice, la identidad (colectiva) de la mujer se fundamenta en aquello que la diferencia del hombre y, en muchos casos se afirma, precisamente, contra el hombre”.

“Esta deriva, pasar de la igualdad de derechos a la identidad colectiva, es lo que asemeja el feminismo con el nacionalismo. De la Ilustración hemos pasado al Romanticismo, de las ideas a las creencias”, expone.

Sus críticas para el nacionalismo son en exclusiva para el nacionalismo catalán, que “se fraguó sigilosamente en los tiempos de Pujol con una intolerancia que hoy se hace visible” y donde “no se analizaban tus argumentos, sino se te descalificaba personalmente por atreverte a disentir”.

“Ahora tengo la sensación de que pasa lo mismo con el feminismo. La reacción ante el caso La Manada me lo ha recordado. Es discutible el fallo de la sentencia y también el voto particular”, critica.

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