Sindicatos alemanes alertan de que existe “esclavitud moderna” en Europa

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Sindicatos alemanes alertan de que existe “esclavitud moderna” en Europa

El “Atlas del Trabajo” de la mayor federación sindical alemana carga contra la desregularización del empleo y el desplome de la negociación colectiva tras la crisis.

Huelga

Un informe conjunto de la mayor central sindical alemana (DGB) y la Fundación Hans Böckler radiografía el mundo laboral actual y apunta que Alemania y la UE siguen lejos de “garantizar buenas condiciones de trabajo e igualdad de derechos laborales para todos los empleados”. En el “Atlas del Trabajo” presentado ayer por la Federación de ocho sindicatos con casi seis millones de afiliados destaca un fenómeno tristemente sorprendente en el siglo XXI.

“En todo el mundo unos 40 millones de personas son víctimas de una esclavitud moderna. La mayoría son mujeres”, advierte el informe. Pero avisa de que no hay que abandonar el continente europeo para encontrar este regreso al oscuro pasado de los derechos humanos.

Aunque este fenómeno se ceba con el sudeste asiático y África, hay “esclavitud moderna” en todos los continentes. En ciertos países europeos el número de víctimas del tráfico de personas e inmigrantes sometidos a trabajos forzados está aumentando. Una “nueva sombra” que se da especialmente en Italia, Grecia, Chipre, Rumanía y Bulgaria.

Y también en Alemania: su mayor plataforma sindical avisa de que los inmigrantes residentes en la ‘locomotora europea’ corren cada vez más riesgo de convertirse en víctimas de tráfico de personas y explotación laboral, sexual o prostitución forzada.

“Para mí, este es el dato más sorprendente de todos los que figuran en las cerca de 60 páginas del ‘Atlas del Trabajo'», indicó Michael Guggemos, director de la Fundación Hans Böckler, en declaraciones recogidas por la agencia DPA. Y eso que el informe es un balance negativo de la evolución reciente del mundo del empleo y los derechos laborales desde el inicio de siglo en Alemania y su entorno.

“Eterna lucha de clases”

Las principales conclusiones de este particular atlas laboral pasan por alertar que la desregulación del empleo se tradujo en millones de personas con ‘minijobs’, contratos parciales o trabajos temporales. En Alemania, los salarios suben pero lentamente, mientras que las rentas del capital aumentan a mucho mayor ritmo.

Alerta de que los trabajos peor pagados en Alemania se han disparado desde los 90, alcanzando un número récord respecto al resto de Europa. “En Alemania, Países Bajos o los países nórdicos los jóvenes tienen buenas perspectivas laborales, mientras que sus contrapartes del sur de Europa están predestinados o al paro o la precariedad”.

Igualmente, recuerda que las mujeres no sólo siguen sufriendo la brecha salarial y peores oportunidades laborales, sino que tienen peores pensiones. “Los trabajadores tienen mejores sueldos y condiciones laborales si los sindicatos representan sus intereses y negocian acuerdos colectivos a su favor”, subraya el informe, que concluye que el capitalismo no es “una lucha de clases eterna sino que funciona mejor cuando los trabajadores también se benefician”.

El trabajo camina, el capital corre

En Alemania, los cuatro deciles de rentas más bajas cobraban en 2015 entre un 4% y un 7% menos por hora trabajada que en 1995, con la inflación corregida, mientras las rentas más altas ganan hasta un 10% más.

Desde el año 2000, las rentas del capital y el sistema financiero han crecido un tercio más que las rentas del trabajo. Sin embargo, el porcentaje de trabajadores con convenios colectivos ha caído más de un 15% desde el inicio de siglo. La propia intersindical DGB asume que es más débil que hace una década, aunque “sigue fuerte”: contaba con 6,7 millones de trabajadores afiliados en 2005, frente a los 5,99 millones de 2015.

En los años 90, solo un 6% de los hombres trabajaba menos de 20 horas a la semana. Un cuarto de siglo después y tras la crisis económica son el doble, el 12% del total. Pero los famosos ‘minijobs’ se han cebado con las mujeres y han mermado su incorporación paulatina al mundo laboral en toda Europa: en 1991 el 23% de ellas trabajaba a jornada parcial. En 2016 casi un tercio de las trabajadoras en Alemania (31%) tenía un contrato de menos de 20 horas.

Lo que el sindicato entiende como “formas alternativas” de empleo ha pasado de contar con el 14% de la masa laboral a casi el 22% de los trabajadores en 15 años. Entre esas modalidades se incluyen los contratos temporales, los contratos a tiempo parcial o los mini salarios, un 7,4% del total.

La formación de las personas que trabajan por primera vez sigue aumentando: aquellos con estudios universitarios eran el 21% en 2010 y casi el 29% seis años más tarde.

Los pensionistas alemanes han pasado de recibir, de media casi el 60% de su sueldo cuando se jubilaron en mitad de los 80 a percibir una media del 48% de sus salarios cuando estaban en activo. Un 43% de los ciudadanos considera que no tendrá bastante con su pensión pública cuando se jubile.

Las mujeres sufren una brecha salarial de alrededor del 22% respecto a los hombres. Los motivos más comunes provienen, en teoría, de la diferencia del sector o profesión, de la cualificación profesional o del volumen de trabajo. “En lenguaje normal”, critica el sindicato, la brecha se explica porque las profesiones de ellas “se pagan peor, porque son mujeres, porque no trabajan a jornada completa o porque no han ascendido tanto como los hombres”.

Fuera de Alemania y atendiendo a los 36 países más ricos del planeta, la productividad laboral ha crecido más de un 10% por encima de los salarios de los trabajadores desde 1999. “Los beneficios empresariales de la contención salarial inflan el precio de las acciones, lo que se traduce en una transferencia de riqueza a los accionistas y fondos de inversión”, explica DGB.

Según datos del informe para Portugal, el país luso ha pasado de tener 295 convenios colectivos en 2008 a 94 en 2013. En toda Europa se ha dado lo que el sindicato llama “reducción silenciosa” en la negociación laboral: Alemania, Grecia, República Checa, Hungría y Eslovenia son los países con más porcentaje de trabajadores al descubierto de convenios colectivos respecto al año 2000.

Sobre la “generación perdida”, los datos del atlas muestran que España es, junto con Croacia y Grecia, el estado europeo que alcanzó mayor tasa de paro juvenil en 2013 (el 55,5% para menores de 25 años) y que aún lidera el triste ranking con un 38,6% de desempleados jóvenes.

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