El número de huelgas estrictamente laborales (sin contar los paros en servicios públicos y las motivadas por cuestiones extralaborales) cayó un 17% en el primer trimestre del año respecto al mismo periodo de 2017. Según datos de la patronal, hubo 122 huelgas que implicaron a 12.511 trabajadores y trabajadoras, un 12% menos. En total, el número de horas perdidas bajó un 17% respecto a 2017.
Aunque estas cifras reflejan un considerable aumento progresivo de la conflictividad laboral desde 2015, la realidad es que la oleada de huelgas que calentó el pasado otoño se ha desinflado sin que una de las reclamaciones básicas de las plantillas, los sueldos, haya repuntado.
Organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o la Comisión Europea, además de la Organización Internacional del Trabajo, llevan meses alertando de los peligros que conlleva el estancamiento salarial en un contexto de recuperación de otros indicadores macroeconómicos. Pero la realidad es que en España los sueldos nunca han recibido una parte tan pequeña del PIB como en la actualidad.
Según datos de Eurostat, España cada vez se aleja más de sus socios europeos en el indicador que mide lo que le cuesta a un empleador contratar trabajadores. En 2017, el coste laboral medio por hora en España fue de 21,12 euros. Es un 30% menos de lo que cuesta una hora de trabajo de un empleado en la eurozona y un 21% menos que la media de toda la Unión Europea.
Sin embargo, la productividad por trabajador sigue creciendo (por encima del 10% en la última década) y España ha recuperado el PIB previo a la crisis con casi dos millones de ocupados menos. La triste recompensa es un aumento del salario medio menor al 1% en toda una década. Según el “Decil de salarios del empleo principal” que elabora el INE, 2016 fue el primer año desde 2016 en que el sueldo medio cayó respecto al ejercicio previo.
Aquella estadística reflejaba que las rentas más bajas han perdido un 7% desde el estallido de la crisis mientras las más altas han ganado un 4,5%.
Esa falta de aliciente avivó una intensa etapa de huelgas para cerrar 2017: Cuétara, Bershka (Inditex), las “kellys”, empleados de seguridad en aeropuertos y cientos de trabajadores en subcontratas de servicios públicos por todo el país fueron a la huelga en 2017 con reivindicaciones salariales al frente.
Aquellos focos se fueron apagando sin que haya grandes noticias para los sueldos: según una encuesta de Grant Thornton realizada a 400 compañías de entre 50 y 500 empleados, el 77% de los empresarios españoles prevé aumentar los salarios de su plantilla durante este año. Pero solo dos de cada diez prevén hacerlo por encima de la inflación.
La Comisión Europea vaticinó recientemente que España será uno de los países europeos en los que menos subirán las remuneraciones en 2018. Estima que los costes laborales unitarios (lo que cuesta emplear a un trabajador en función de la productividad de la empresa) aumentarán en nuestro país apenas un 0,7%. Tan solo para Chipre (0,5%) y Finlandia (-0,7%) augura una variación más baja.
No obstante, los datos de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) muestran que los paros en empresas privadas se distribuyeron a lo largo del pasado año con una evolución proporcional a la del primer trimestre, por lo que el escenario para otro otoño caliente está servido.
