¿Por qué Trump ha cambiado su posición respecto al TPP?

Lejos de lo que podría parecer, no cabe esperar que el neoyorquino esté virando hacia posiciones más aversas al conflicto con terceras naciones.

¿Por qué Trump ha cambiado su posición respecto al TPP?

En uno de sus ya no tan sorprendentes giros de guión, el presidente estadounidense Donald Trump anunció a finales de esta semana que estaba estudiando la posibilidad de volver a incluir al país norteamericano en el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés).

Donald Trump

En uno de los frecuentes giros de guión a los que ya nos tiene acostumbrados, el presidente estadounidense Donald Trump anunció a finales de esta semana que estaba estudiando la posibilidad de volver a incluir al país norteamericano en el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés).

El mismo que finiquitó nada más llegar a la Casa Blanca al anunciar la retirada definitiva de su país del Tratado, dando comienzo a una nueva negociación entre los 11 países restantes (Vietnam, Perú, México, Malasia, Japón, Canadá, Australia, Singapur, Nueva Zelanda, Chile y Brunéi) en el que pasó a conocerse como TPP-11.

Después de todo, las posiciones adversas de Trump contra este tipo de tratados habían sido uno de sus emblemas en una campaña electoral en la que también prometió acabar con las prácticas comerciales injustas que, a su juicio, posibilitan instrumentos como el Tratado de Libre Comercio de America del Norte (Tlcan o Nafta, por sus siglas en inglés) y que, de hecho, está renegociando con México y Canadá con la amenaza de una ruptura unilateral encima de la mesa.

Pero la solicitud que, según ha confirmado la Casa Blanca, Trump ya ha realizado a su consejero para política económica Larry Kudlow y al representante comercial de EE.UU., Robert Lighthizer, de explorar la posibilidad de que ahora EE.UU. regresase a un acuerdo con las 11 naciones del Pacífico señaladas, está lejos de constituir una señal de que el neoyorquino esté virando hacia posiciones más aversas al conflicto con terceras naciones.

Antes al contrario, estas declaraciones llegan precisamente cuando la Administración Trump está centrando sus esfuerzos en materia comercial en el enfrentamiento con China, por lo que busca la cooperación de otros aislados. En este sentido, Kevin Lai, economista de Daiwa Capital Markets Hong Kong, ha señalado a Bloomberg que «la opinión ahora en Washington es: llevémonos bien con otros, traigan a Japón, Europa y a otros para ir tras China».

Una señal de que, precisamente, podemos estar ante el inicio de una escalada en la tensión que ya existe entre los dos países y que ya ha llevado al gigante asiático a responder a las amenazas de Trump de imponerle tarifas por valor de 150.000 millones de dólares con sus propias tasas sobre las importaciones que realiza de EE.UU. de productos como el cerdo. Y a amenazar con hacerlo sobre otros como la soja o el maíz; no por casualidad productos originarios de Estados donde Trump tiene parte de su granero de votos.

Con todo, Lai y otros economistas también apuntan a otra posibilidad más tranquilizadora como sería la de que EE.UU. no estaría tanto buscando una cesión unilateral de China ante las demandas de la Administración Trump, como establecer unas reglas en el orden económico global. Una idea que, de hecho, ya fue el motivo principal que llevó a Barack Obama a impulsar el TPP. Así, en 2015, el exsecretario de Defensa Ash Carter comparó el acuerdo comercial con un portaaviones para asegurar los intereses estadounidenses en Asia.

Medidas como las de protección de la propiedad intelectual o las relativas a la economía digital estaban en gran parte orientadas a hacer frente al modelo económico chino. Sin embargo, la retirada de Trump supuso que el gigante asiático aumentase su capacidad de influencia en la región y que sea ella quien en gran parte establezca las reglas, en lugar de tener que acomodarse a las fijadas por el TPP.

De hecho, China mantiene negociaciones con las naciones del sudeste asiático sobre otro acuerdo comercial llamado Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés), y en enero se acordó «intensificar los esfuerzos en 2018 hacia una rápida conclusión» después de no cumplir con plazos anteriores.

Todo ello explica el nuevo giro de guión realizado por el presidente Trump, quien ya ha recibido críticas de las organizaciones sectoriales rurales del país después de que sus amenazas de guerra comercial hicieran caer los precios de futuros de los productos agrícolas. Al menos, con la recuperación del TPP, el neoyorquino podría compensarle con un mejor acceso a nuevos mercados extranjeros.

Una posibilidad que, paradójicamente, ha sido apoyada por el país que, hasta ahora, ha sido la principal diana de los ataques de Trump: México. Durante su participación en la Cumbre de las Américas, su presidente Enrique Peña Nieto, señaló que EE.UU. tiene «la puerta abierta» para reconsiderar su posición en el pacto comercial.

Sin embargo, dicha posición está lejos de ser unánime y países como Japón, Australia y Malasia ya se han manifestado en contra de hacer cambios significativos en la renegociación del ahora conocido como TPP-11 para dar acomodó a la última veleidad de Trump. Así, Toshimitsu Motegi, ministro de Japón a cargo del TPP, incidió en la dificultad de cambiar un acuerdo que definió como «cristalería fina».

Igualmente, en esa misma línea, el ministro de Comercio Internacional e Industria de Malasia, Mustapa Mohamed, aseguró que una renegociación «alteraría el equilibrio de beneficios para las partes». Un equilibrio que tampoco parece lo más sensato alterar cuando tan sólo unas horas después el propio Trump volvió a matizar lo que previamente había dado a entender.

«Sólo nos uniríamos al TPP si el trato fuese sustancialmente mejor que el ofrecido al presidente Obama», señaló en su cuenta de Twitter el neoyorquino, al tiempo que añadía: «ya tenemos tratados bilaterales con seis de las once naciones del TPP y estamos trabajando para establecer uno con la más grande de esas naciones, Japón, que ha estado abusando de nosotros en comercio durante años».

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