Puigdemont y la extrema derecha

Cataluña

Puigdemont y la extrema derecha

Lucke fue el fundador y primer presidente de Alternativa para Alemania, el partido xenófobo y anti europeo que capitaliza en Alemania el voto más reaccionario.

Carles Puigdemont

Sólo la extrema derecha apoya a Carles Puigdemont en su aislamiento político en Europa. Lo ha delatado la visita que le hizo en la cárcel de Neumunster (Alemania) el eurodiputado y euroescéptico Bernd Lucke, con quien estuvo reunido durante hora y media. ¿De qué habrán hablado?, cabe preguntarse. El ex presidente catalán, que engañó durante años a sus conciudadanos haciéndoles creer que Cataluña seguiría en la UE cuando fuese independiente, ahora es con uno de los mayores detractores de la integración continental con quien mejor parece entenderse.

Lucke fue el fundador y primer presidente de Alternativa para Alemania, el partido xenófobo y anti europeo que capitaliza en Alemania el voto más reaccionario, más retrógrado y más nostálgico de Hitler. Pero no es el único partido u organización del populismo ultra que prospera en Europa que le está prestando ayuda, respaldando sus ideas y protegiendo en su huida de la Justicia. En Bélgica, donde se hallaba instalado antes de ser detenido en Alemania, era la extrema derecha flamenca la que le arropaba tanto desde el Gobierno como en los tribunales o en su vida cotidiana en Waterloo..

Tanto en Dinamarca como en Suiza, como en Finlandia, por donde se movió intentando ganarse apoyos para la República que asegura presidir, fueron también partidos, entidades o grupos conservadores y de extrema derecha los que le abrieron puertas, le proporcionaron espacios para intervenir en público y le prodigaron todo tipo de halagos. Su presencia en estos países, gobernados por conservadores, liberales y socialdemócratas, su presencia fue aceptada democráticamente pero no dejó de resultar embarazosa a las autoridades.

Varios partidos de extrema derecha de otros países, como el Frente Nacional francés o la Liga del Norte de Italia también se muestran entre simpatizantes y contemporizadores con el independentismo catalán y particularmente con el problema que crea en la Unión Euroea. En el tratamiento periodístico del conflicto priva sin embargo, la imagen puntual de los incidentes y hechos esperpénticos que se vienen produciendo, sobre el análisis serio de los hechos ni sobre las contradicciones en que incurre el independentismo incurre.

Bien es verdad que descifrar el galimatías político del “procés” es para adultos. Mientras lo promueve un partido corrupto de la burguesía (el PDCat, antes Convergencia Democrática, alias el partido del tres por ciento), lo acuna un partido claramente de izquierdas (ERC) y quien en última instancia impone sus deseos es una coalición (CUP) de anarquistas y antisistema, en el exterior es la extrema derecha la que le acoge en su internacionalización anacrónica del nacionalismo, el autoritarismo, el antieuropeismo y la xenofobia.

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