El reciente nombramiento de un alto directivo del banco de inversión Goldman Sachs como futuro secretario de Estado en el Ministerio de Finanzas de Alemania desató numerosas críticas en la potencia europea, en la que numerosas voces expresaron su preocupación ante una posible falta de independencia en su labor.
Desde el partido Los Verdes se lamentaron que el nuevo ministro de Finanzas, el socialdemócrata Olaf Scholz, cometiese «los mismos errores» que Peer Steinbrück -el último ministro de Finanzas del Partido Socialdemócrata (SPD)- al hacer caso a los banqueros de inversión y a «sus amigos» en cuestiones económicas.
«Que se haya pensado en un banquero de inversión para encargarse de la regulación bancaria muestra los problemas de la socialdemocracia», recalcó Gerhard Schick, experto en Finanzas del grupo parlamentario de Los Verdes.
La reprobación a la elección de Jörg Kukies como secretario de temas europeos y de mercados financieros no se limitó a las filas de la oposición, sino que también se dejó sentir entre los socios de Gobierno. Desde la Unión Cristianodemócrata (CDU) que dirige la canciller Angela Merkel también cuestionaron la idoneidad del banquero para el puesto.
«Uno se pregunta si defenderá realmente los intereses del Gobierno de Alemania o si servirá a los intereses de su antigua área de negocio. Su elección constituye una decisión discutible», indicó Eckhardt Rehberg, experto en presupuestos de la CDU.
Kukies, hasta ahora copresidente de Goldman Sachs en Alemania, dirigirá la secretaría de temas europeos y de mercados financieros, dependiente de un Ministerio de Finanzas de sello socialdemócrata. En su nuevo puesto se encargá de resolver cuestiones relacionadas con el control bancario en Europa así como de la Unión Económica y Monetaria.
«Es una buena señal que alguien del sector privado esté dispuesto a cambiarse al sector público y a asumir responsabilidad», valoraron desde el Ministerio de Finanzas este lunes, tras dar a conocer la noticia de su nombramiento.
Kukies, de 50 años, además de copresidir hasta ahora el gran banco de inversiones, es miembro del Partido Socialdemócrata desde hace décadas. A principios de los noventa presidió las juventudes del SPD (Jusos) en el estado de Renania-Palatinado, en el centro-oeste de Alemania.
El nombramiento de los secretarios de Estado del Ministerio de Finanzas, considerado el de mayor peso del Gobierno porque en su mano recae el poder de elaborar los presupuestos y orientar la política económica europea, se esperaba con expectación en Alemania.
El departamento, que durante los últimos ocho años estuvo dirigido con mano de hierro por el conservador y mano derecha de Merkel en la gestión de la crisis europea, Wolfgang Schäuble, pasó en la actual legislatura a depender de los socialdemócratas.
Este cambio de rubro en la cúpula hacía presagiar que la elección de los altos cargos serviría para enviar una señal a nivel interno y a Europa de una nueva identidad en las finanzas alemanas, que en los últimos años se caracterizaron por la dura línea de la austeridad.
Sin embargo, la designación de un banquero de Goldman Sachs en el segundo escalafón cercena las esperanzas del ala más izquierdista de los socialdemócratas, quienes asumen con resignación que las finanzas alemanas no sean más sociales y quizás sigan la misma línea que Berlín impuso en Bruselas.
