¿Por qué hago la huelga feminista?

Huelga feminista

¿Por qué hago la huelga feminista?

Espero que con acciones como ésta el techo de cristal empiece a resquebrajarse, la brecha salarial termine de curarse y se acelere el paso hacia el fin del acoso, la violencia machista y la desigualdad.

Las periodistas paramos

Basta con darse una vuelta por cualquier facultad de Periodismo para comprobar que hay más mujeres que hombres formándose con la meta de trabajar en un periódico, en una televisión o en un gabinete. Aunque la mayoría femenina entre los titulados se repita desde hace años, los hombres aun copan tres cuartas partes de los puestos de decisión y poder en los medios de comunicación. ¿Por qué hago la huelga feminista? Porque trabajar en un periódico dirigido por una mujer sigue siendo algo excepcional en el año 2018. Pero ésta es tan solo una de las muchas razones por las que considero necesario “parar el mundo” este 8 de marzo.

El techo de cristal, la brecha salarial o la discriminación ligada a la maternidad (aunque la mujer no tenga la intención de ser madre) se dan en todo tipo de profesiones, como demuestran las decenas de estudios, investigaciones, datos estadísticos y artículos publicados y recordados en los últimos días. Poco más de un tercio de los puestos directivos en España está ocupado por mujeres, de acuerdo a las cifras de Eurostat; la desigualdad en la remuneración alcanza el 23%, según el INE; y más del 70% de los empleos a tiempo parcial tiene nombre femenino, revela la EPA. Mayores obstáculos para llegar a cargos ejecutivos y de responsabilidad, menos ingresos y más precariedad (también más paro) simplemente por el hecho de ser mujer.

Voy a la huelga porque es la mujer la que realiza la jornada reducida para el cuidado de los hijos, porque esto es lo que ha normalizado el sistema, y por aquellas mujeres que, por muy brillantes que sean, se ven penalizadas por el temor del empleador a que se queden embarazadas. También porque me encienden declaraciones como las del presidente del Círculo de Empresarios, para quien la brecha salarial es simplemente “una estadística” y las mujeres preferimos “libremente” trabajar menos, porque nos gusta dedicarnos a los hijos y la familia. Que no tenemos “ese impulso competitivo” que tienen los hombres.

Me sumo al paro por las periodistas, científicas, economistas, cocineras, artistas, empresarias, limpiadoras, médicas, profesoras, comerciantes o amas de casa. Sobre todo, por todas las que no podrán unirse a la huelga. Y por el trabajo invisible de las mujeres en el hogar.

También hago huelga por las cerca de 1.000 mujeres asesinadas en nuestro país por la violencia machista en los últimos 14 años (desde que se empezaron a contabilizar estas cifras) y por aquellas que sufren o han sufrido agresiones por ser mujeres. Por las víctimas de abusos cuestionadas por su actitud o su forma de vestir y por la insuficiente protección ante las denuncias. Porque durante años y años hemos visto como algo normal que las mujeres pasemos miedo cuando volvemos a casa solas tras una noche de fiesta. El paro convocado es también un acto de protesta contra toda esta violencia.

Acabar con la situación de inferioridad que sufre la mujer no es una lucha de un día, pero tengo la esperanza de que con acciones como la de este 8 de marzo el techo de cristal empiece a resquebrajarse, la brecha salarial termine de curarse y se acelere el paso hacia el fin del acoso, la violencia machista y la desigualdad social. Creo en el paro como medio de reivindicación, en la unión como forma de visibilidad, en la necesidad de actuar para cambiar las cosas. Quiero formar parte de una movilización global, transversal, inédita e histórica que demuestre que “si las mujeres paran, se para el mundo”.

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