«Trinta lumes»: Mitos, vida y muerte en la Galicia rural

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«Trinta lumes»: Mitos, vida y muerte en la Galicia rural

"Para mí era como poder reconciliarme, poder cuestionarme de nuevo quién soy a partir de poder volver a ver en cierta manera las raíces"

Trinta Lumes

Con un híbrido entre realidad y ficción, la cineasta gallega Diana Toucedo vuelve a sus raíces con «Trinta lumes» para profundizar en los mitos, la vida y la muerte en la Galicia rural.

«Para mí era como poder reconciliarme, poder cuestionarme de nuevo quién soy a partir de poder volver a ver en cierta manera las raíces», explica a dpa con motivo del estreno mundial el domingo de su película en la sección Panorama, la segunda más importante del Festival Internacional de Cine de Berlín.

Originaria de Pontevedra, y afincada en Barcelona desde que se fuera a estudiar cine hace años, Toucedo muestra a lo largo de 80 minutos su particular visión de la vida en la sierra del Caurel, en la provincia de Lugo, en el noroeste de España.

La elección del lugar tuvo que ver con la sensación de ver que muchas de las cosas que recordaba de su infancia con sus abuelos seguían vivas en esa región gallega. «Era un buen lugar para hablar de mi visión de Galicia y de la visión de mí misma que tenía en ese momento».

La película se centra en «la relación entre los vivos y los muertos, lo que significa también la muerte como tema general, lo que significa la cuestión del mito, de los relatos, del descubrimiento de un mundo no visible». «Tiene una conexión directa con muchos lugares de Galicia», explica.

Para la cineasta, el Caurel es un lugar «muy especial» por su naturaleza «muy autóctona, muy gallega y un gallego muy ascentral», que le sirvió para cuestionar la forma en la que se percibe el mundo.

La elección del título «Treinta lumes» (Treinta fuegos) se remite a la forma con la que se refieren en Galicia a los hogares. «En esa zona si vas a un pueblo y preguntas cuántas personas viven en él no te van a decir cinco o seis, sino dos, tres o diez lumes, que son los hogares que están en activo. Lume designa también a la familia, aquello que está ahí vivo, latente».

A través de la niña protagonista Alba Arias, de doce años en el momento de la filmación, el largometraje refleja también la despoblación de la zona.

«Cuando llegas ahí lo primero que ves son aldeas despobladas, casas derruidas, la cuestión de la ausencia, de la emigración, de un tiempo pasado que ya no existe está ahí de forma muy viva», apunta Toucedo, que quiso plasmar esto en su largometraje, pero también la cuestión de lo rural, a la que, en su opinión, muchas veces le damos la espalda.

Esa despoblación también queda recogida en el título, porque treinta son los niños que quedan en toda la zona y que van todos juntos al único colegio de la zona.

Tras un trabajo de investigación de casi dos años, donde cada dos o tres meses iba a la zona para pasar una semana o quince días con la gente de allí, Toucedo comenzó el rodaje hace cuatro años, un rodaje que le hizo cambiar mucho su percepción y en el que se guió por su intuición dando libertad a los personajes.

Acompañada de un pequeño equipo, la directora rodó durante tres meses en diferentes épocas del año, desde el día de todos los santos, el 1 de noviembre, hasta la primavera y verano, guiada por su deseo de capturar la belleza del paisaje en todas las estaciones.

La cinta tuvo su estreno mundial el domingo en Berlín, pero ya tuvo un preestreno en el Festival de Ourense al que acudieron los habitantes de la zona, que son los que salen en ella. «Lo más bonito de todo fue que personas como una mujer mayor que sale en la película y que nunca había ido al cine en su vida se mostró encantada y dijo sentirse totalmente retratada», recuerda.

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