Christian Petzold: «Desconfío de cualquier sentimiento de patria»

Entrevista

Christian Petzold: «Desconfío de cualquier sentimiento de patria»

"Toda forma de identidad y patria significa siempre que alguien tiene que sangrar por ello".

Christian Petzold

Tras lograr el Oso de Plata con «Barbara», el realizador alemán Christian Petzold vuelve hoy a la sección oficial de la Berlinale con «Transit«, en la que traslada al presente un drama de refugiados del nazismo.

En su huida de los nazis, el joven Georg adopta la identidad de un escritor muerto. En Marsella conoce a una mujer que busca desesperadamente a su marido, precisamente el hombre cuya identidad ha usurpado.

Con «Transit», Anna Seghers (1900-1983) creó una novela cautivadora sobre emigrantes alemanes en tiempos de la Alemania nazi. Pero el director alemán sitúa esa historia en la Marsella de hoy, porque considera que la reconstrucción del pasado supone una «usurpación», contó en entrevista con dpa.

dpa: ¿Cómo llegó a la novela «Transit»?

Petzold: El libro forma parte de una amistad con (el director fallecido en 2014) Harun Farocki. Es uno de los grandes libros de nuestra vida. Siempre me ha interesado todo esto, esta cultura comunista, homosexual, judía destruida por el fascismo pero que se marchó al exilio e inventó en Hollywood el cine negro, otra literatura y otra música.

dpa: ¿Hasta qué punto fue fiel a la novela?

Petzold: Hay una hermosa frase de Alferd Hitchock que dice que sólo se pueden llevar al cine malas novelas. Yo creo que también hay un par de buenos ejemplos de novelas maravillosas que han sido llevadas al cine, como «Barry Lyndon» de Stanley Kubrick. Allí no se transforma la literatura en imagen, lo que me parece obsceno y espantoso y que sólo sirve para llevar al cine a los espectadores que han leído el libro. Se trata de una experiencia de lectura que también está en la base de esta película. Por eso no me apego tanto al libro y pese a ello tengo la sensación de ser fiel al mismo.

dpa: «Transit» transcurre en el presente, pero la novela cuenta la historia de alemanes exiliados, el joven Georg (Franz Rogowski) y la misteriosa Marie (Paula Beer) que quieren huir de los nazis en Europa. En su película traslada esa historia al mundo de hoy…

Petzold: Sí, así es. Me parece que la reconstrucción de un mundo que no conozco personalmente es una usurpación. Quería que lo recordado, que los fantasmas del pasado estuvieran en el hoy, porque entonces los entiendo.

dpa: Hace que sea el dueño de un bar (Matthias Bandt) quien cuente la historia de Georg y no él mismo.

Petzold: Creo que la primera persona en el cine no tiene nada que buscar. En el cine el espectador debe encontrar su propio camino y no ser guiado a la pantalla. Por eso pensé que sería mucho más interesante si alguien nos cuenta una historia que le han contado. Así por un lado tenemos la narración y por otro la realidad de las imágenes cinematográficas y de ahí surge también una tensión.

dpa: También alude a los refugiados de hoy…

Petzold: El espacio de tránsito es hoy la zona de embarque de los aeropuertos. Pero no se trata sólo de un tránsito geográfico, sino también temporal. En la película los viajeros de los años 40 se encuentran con los de hoy, y se entienden los unos a los otros.

dpa: ¿Qué es lo que le sigue interesando de la literatura del exilio?

Petzold: Me interesa la gente que se cae de su comunidad o que se ve catapultada por ella. Desconfío de todos los que dicen ‘tengo una patria’. Me gustan muchas películas de Steven Spielberg, pero desconfío de las que empiezan con una pequeña ciudad en la que todo está en orden y sólo desde fuera se cuela algo distinto. Toda forma de identidad y patria significa siempre que alguien tiene que sangrar por ello. Eso es muy diferente en las películas francesas, por ejemplo de Claude Chabrol. Allí se describe un pueblo, pero desde el principio está claro que está podrido y que estamos ahí para mirar en un precipicio.

CHRISTIAN PETZOLD: A sus 57 años, está considerado uno de los más famosos directores alemanes contemporáneos. Nacido cerca de Düseldorf, en sus películas como «Yella», «Jerichow» o «Barbara» recurre a temas de la historia contemporánea alemana, sobre todo los tiempos de la extinta República Democrática Alemana (RDA) y la situación actual en el este.

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