Tesla cerró el ejercicio 2017 con un agujero de 2.240 millones de dólares (unos 1.800 millones de euros), frente a los 773 millones (626 millones de euros) registrados el año anterior, es decir, prácticamente triplicó sus pérdidas en los últimos doce meses. A pesar de ello, las acciones de la compañía que dirige Elon Musk repuntaron un 2% en las operaciones posteriores a la clausura de Wall Street.
Pese al fuerte incremento de las pérdidas, el fabricante de coches eléctricos aumentó su facturación un 68%, hasta los a 11.760 millones (más de 9.500 millones de euros). El agujero se debe principalmente al aumento de los gastos, que se han elevado ante los problemas de producción del Model 3.
El ritmo de entrega de los vehículos de este modelo está muy por debajo de los objetivos planteados: en el último trimestre del año pasado, apenas entregó 1.550 unidades frente a las 4.100 esperadas por los analistas. En el conjunto de 2017, Tesla entregó en total 103.181 coches: 101.417 unidades de los Model S y Model X y 1.764 unidades del Model 3.
A pesar de ello, Musk declaró en una conferencia telefónica con analistas y medios de comunicación que 2017 fue un “año fenomenal” para la compañía y pronosticó que iría mejor en 2018.
Prevé que para finales del primer trimestre de 2018 alcance unos niveles de producción del Model 3 de 2.500 unidades semanales y que para finales del segundo trimestre el ritmo de producción sea de 5.000 unidades semanales. De esta forma, el crecimiento de los ingresos en 2018 “excederá de forma significativa” el de 2017.
Pero ha apuntado que también aumentará el gasto. El ritmo de gasto de Tesla siempre ha estado en el punto de mira: según unas informaciones publicadas por Bloomberg hace unos meses, la empresa de vehículos eléctricos ‘quema’ cerca de medio millón de dólares (algo más de 400.000 euros) cada hora, unos 8.000 dólares (más de 6.000 euros) al minuto.
