Según los datos publicados por Eurostat, la oficina estadística comunitaria, la proporción de impuestos medioambientales en los ingresos públicos totales procedentes de impuestos y contribuciones sociales supuso el 6,3%. Las mayores cuotas se registraron en Letonia (11,7%), Eslovenia (10,6%), Grecia (9,8%), Bulgaria (9,6%) y Croacia (9,3%) y Rumanía (9,0%), mientras que a la cola se situaron, por debajo de España, Suecia (5,1%), Bélgica (5,0%), Francia (4,9%), Alemania (4,8%) y Luxemburgo (4,6%).
En relación con el PIB, España destaca entre los países con la recaudación más baja, al no llegar al 2%. Tan solo Irlanda, con un (1,84%); Eslovaquia, con un (1,81%); y Luxemburgo, con un (1,75%), ingresaron menos por gravámenes relacionados con la protección del medio ambiente que nuestro país.
Los impuestos medioambientales, según explica Eurostat, pretenden para influir en el comportamiento de los operadores económicos, tanto productores como consumidores. “Estos impuestos también generan ingresos que el gobierno puede utilizar potencialmente para aumentar sus gastos en protección ambiental o gestión eficiente de los recursos naturales”, añade.
¿Quién paga estos tributos? En nuestro país, la mayoría de los impuestos ambientales, tanto los relativos a la energía (52%) como los relacionados con el transporte (77%), fueron pagados por los hogares. Sin embargo, en el conjunto de la UE, las empresas abonaron más de la mitad de los impuestos a la energía recaudados por los gobiernos.