“Si en los próximos meses se alcanza una normalización, entendiendo por normalización una situación en la que los agentes políticos actúan con auténtico respeto a todo nuestro marco legal”, ha señalado el gobernador -que ha querido subrayar el calificativo “auténtico”-, España se conducirá, “muy probablemente, a un mejor escenario de crecimiento que el que hemos considerado en las últimas proyecciones y a un impacto, finalmente, moderado”.
“Si, por el contrario, esa normalización no se produce, ello puede afectar de modo más pronunciado al consumo y a la inversión”, ha alertado Linde, que ha recordado que una nueva pérdida de confianza puede motivar que las familias “aumenten su ahorro por motivo precaución y pospongan sus decisiones de adquisición de bienes de consumo duradero y de compra de vivienda”.
Pero, “sobre todo, puede afectar a la inversión empresarial en Cataluña, dado que el entorno de incertidumbre retrasaría la realización de nuevos proyectos de inversión y postergaría las decisiones de contratación”, así como al turismo y la inversión extranjera. “El resultado sería un impacto negativo más elevado sobre la actividad tanto en Cataluña, como en el conjunto de la economía española”.
Otro de los riesgos a los que se enfrenta la economía española es el “proceso de envejecimiento de nuestra población, que se espera continúe e incluso pueda intensificarse en un futuro cercano”. “El envejecimiento de la población da lugar a una disminución de la proporción de la población total que integra la fuerza laboral, algo que afecta negativamente a la productividad y a la capacidad de nuestra economía para innovar e incorporar nuevas tecnologías”, ha explicado.
Por ello, dado que es “imposible o muy difícil” cambiar las tendencias demográficas, “será importante perseverar en las mejoras en los sistemas educativos y las reformas institucionales y regulatorias que contribuyan a mejorar la productividad, favoreciendo o permitiendo mayor competencia e innovación”, ha concluido Linde.