¿Deberían los inversores temer un desplome de la bolsa china en 2018?

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¿Deberían los inversores temer un desplome de la bolsa china en 2018?

La economía de China se dirige hacia una desaceleración más profunda de lo que espera el mercado, según advierte Saxo Bank.

Bolsa de Shanghai

China ha generado mucho temor entre los inversores en los tres últimos años mientras el país busca una integración más profunda en el sistema financiero global. Después de todo, fue China la que desencadenó las dos últimas grandes correcciones bursátiles mundiales en 2015 y 2016 tal y como recuerda Christopher Dembik, jefe de análisis macroeconómico de Saxo Bank.

En este sentido, este experto señala que hace unas semanas la bolsa china lideró importantes ventas globales por las preocupaciones sobre el crecimiento del país y se vino a la mente aquel mes de enero de 2016 en el que el índice compuesto de la Bolsa de Shangai cayó un 19%, causando fuertes ventas globales que duraron casi dos meses. ¿Deberían los inversores temer un desplome de la bolsa china en 2018? se pregunta Dembik, que advierte que la probabilidad de que vuelva a ocurrir pronto es alta, pero también hay varios factores que podrían mitigar el riesgo de manera efectiva.

“La economía de China se dirige hacia una desaceleración más profunda de lo que espera el mercado. Desde septiembre, el índice de sorpresa económica de China ha sido negativo. Los datos de actividad de octubre del mercado inmobiliario, la industria, los servicios, la construcción y la inversión son más débiles debido a los efectos del calendario (el 19° Congreso) y la reducción de la capacidad excesiva. Lo que es más sorprendente es que el número de proyectos de infraestructuras se ha detenido para centrarse en la calidad sobre la cantidad (proyecto del Metro en Mongolia Interior, por ejemplo)”, explica el analista de Saxo Bank.

A su juicio, esto tendrá efectos dominantes negativos en el sector privado -ya que la mayoría de los proyectos en China utilizan un enfoque de asociación público-privada- y finalmente en el crecimiento, ya que estos proyectos de infraestructuras representan aproximadamente el 20% de la inversión total en activos fijos. “El impulso crediticio negativo, junto con una menor inversión en infraestructura, despeja el camino para una desaceleración inevitable que probablemente sea más grande de lo que comúnmente se anticipa”, señala Dembik.

Otra cosa a tener en cuenta según Saxo Bank es que, si bien el nivel de deuda corporativa en China no es tan alto (46,2% del PIB en el segundo trimestre de 2017), el ratio de deuda del sector privado está aumentando rápidamente. “Esto es algo que rara vez se menciona cuando se discuten los riesgos financieros de Chin”, comenta Dembik.

Según los datos del Banco de Pagos Internacionales, el índice de servicio de la deuda del sector privado alcanzó un nivel récord del 20% de los ingresos (en comparación con solo el 11,7% en 2008). Esto es preocupante porque implica que el sector privado destinará una parte creciente al pago de la deuda en detrimento de la inversión y los salarios en un contexto desfavorable de crecimiento más lento.

Una tensión duradera en las tasas de endeudamiento podría desencadenar bancarrotas que afectarían primero a los sectores que experimentan un exceso de capacidad, y que en última instancia requerirían la intervención del Estado para evitar el contagio a los cuatro grandes bancos, explica el analista.

En opinión de Saxo Bank, la liberalización financiera es el mayor desafío a largo plazo para China y la economía mundial. El cronograma aún no está claro, pero se esperan cambios sustanciales en los próximos años (por ejemplo, los inversores extranjeros podrán tener una participación mayoritaria en las instituciones financieras del país, mientras que actualmente pueden poseer un máximo del 20%).

Este ‘Big Bang’ financiero ciertamente tendrá tantas consecuencias positivas a largo plazo para el mundo como lo hizo la política de ‘puertas abiertas’ de Deng Xiaoping. Sin embargo, también aumentará el riesgo macrofinanciero global asociado con China.

Hasta ahora, la desaceleración económica de China ha afectado principalmente al resto del mundo a través del comercio y la moneda. Una vez que se logre la liberalización financiera, lo hará a través de los bancos y la intermediación financiera, lo que representará un importante riesgo sistémico en caso de una desaceleración mucho más profunda de lo esperado o cuando comience el próximo ciclo de préstamos en mora.

¿Qué podría mitigar el riesgo?

El riesgo asociado con la deuda de China sigue siendo un punto central de preocupación para los inversores, algo que ha llevado al aumento de los rendimientos de los bonos en los últimos meses. Ha impulsado el bono chino a 10 años cerca de un máximo de tres años, en torno al 4%… pero existen factores que mitigan el riesgo.

El Gobierno de China es un tenedor directo e indirecto de deuda privada (a través de grandes bancos y empresas estatales que representan aproximadamente 2/3 de la deuda corporativa total del país) y, en el peor de los casos, el alto nivel de tasa bruta de ahorro (alrededor del 50% del PIB frente al 17% en los Estados Unidos) ofrece un colchón de seguridad que el gobierno puede aprovechar.

Hasta ahora, solo un porcentaje marginal de la deuda pública china es propiedad de inversores extranjeros (alrededor del 1%), lo que limita el riesgo de contagio financiero.

Los altos niveles de deuda comenzarán a representar un riesgo global una vez que se haya producido la liberalización financiera. No podemos descartar que la liberalización cause shocks financieros globales más frecuentes a través de la intermediación bancaria, pero principalmente financiera.

Los inversores deben acostumbrarse a que China sea un área de inestabilidad financiera en los próximos años, advierten desde Saxo Bank. La pregunta pendiente es saber cuán grandes serán estas crisis y si la economía mundial, que ya está muy endeudada y enfrenta un crecimiento lento, podrá contener la ola negativa.

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