Cien años de la «gripe española», la primera pandemia global

Gripe española

Cien años de la «gripe española», la primera pandemia global

Era rápida, contagiosa y mortal: esta gripe acabó en 1918 con la vida de tantas personas como ninguna otra pandemia de la época actual.

Gripe Española

En tan solo unos meses se extendió por todo el globo. Sus efectos fueron especialmente devastadores en el otoño (boreal) de 1918. No se trata de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), sino de la «gripe española«, una de las peores pandemias de la historia de la humanidad.

Era rápida, contagiosa y mortal: esta gripe acabó en 1918 con la vida de tantas personas como ninguna otra pandemia de la época actual. Los historiadores confirman que a su a su paso dejó incluso más víctimas que el campo de batalla.

Se estiman entre 20 y 40 millones el número de muertos que causó, sin embargo, no ha sido hasta hace algunos años cuando la sociedad ha comenzado a ser realmente consciente de su impacto.

Libros, películas o series como la mundialmente conocida «Downtown Abbey» han contribuido a arrojar luz sobre un capítulo del pasado reciente que décadas atrás ocupaba poco más que una nota a pie de página en el relato de la Primera Guerra Mundial.

«Nuestro sistema de salud actual no podría dar respuesta a algo así, es prácticamente inimaginable», señala la especialista en gripe del Instituto Robert Koch de Berlín (RKI), Silke Buda.

No en vano, esta dolencia afligía en febrero de 1918 a más de cinco millones de españoles y en el antiguo «Reich» alemán afectaba a cerca de medio millón. Pero además de en Europa, la enfermedad lograba dejar su reguero de muerte en lugares tan distantes como la India o Sudáfrica.

De todo ello, apenas hay constancia en algunos países que la padecieron. Los datos fidedignos escasean. El historiador y médico del prestigioso hospital berlinés Charité, Wilfried Witte, ha investigado durante años la gripe española.

En declaraciones a la agencia dpa, señala que la pandemia comenzó de manera relativamente inofensiva. Al principio, en la primavera (boreal) de 1918 muchas personas enfermaron de esta gripe pero pocas perdieron la vida a consecuencia de ella. Meses más tarde, en otoño, se inició una ola de contagios que culminó con muertes en masa.

«La mayoría de ellos fallecieron a consecuencia de colapsos pulmonares agudos. En ese momento todavía no estaban disponibles tratamientos como la ventilación mecánica», explica Witte.

Entre los afectados, se encontraba también el rey español de la época, Alfonso XIII, de ahí que la pandemia fuese bautizada con el nombre del país ibérico. Las teorías sobre origen, sin embargo, descartan que este se encuentre en España.

Según Wilfried Witte, los primeros enfermos fueron estudiantes y soldados en Kansas, Estados Unidos, que trajeron el virus a Europa cuando llegaron al viejo continente para combatir en la Primera Guerra Mundial. El contagio tardó poco producirse. La tos y los estornudos ayudaron a propagar la gripe a una velocidad vertiginosa.

Los médicos veían como hombres jóvenes y robustos de entre 20 y 40 años morían uno tras otro. La piel de los enfermos adquiría un color azulado que evidenciaba que carecían de oxígeno, relata el historiador y médico del hospital berlinés.

Al principio, los facultativos pensaban que el origen de la pandemia era la «bacteria gripe» cuando en realidad la verdadera responsable era el virus de la influenza, que se descubrió años después, concretamente en 1933.

Los investigadores recalcan que la «gripe española» no constituyó un caso aislado, sino que fue una especie de prototipo de pandemias, que aventuraba que otra similar podía repetirse, como efectivamente ocurrió primero con la gripe asiática, con cerca de un millón de víctimas fatales en 1957, y después con la gripe de Hong Kong, con cerca de 700.000 muertos en 1968.

¿Y de cara al futuro? Los expertos consideran que hoy en día sería complicado que se diese una situación similar a la de 1918. Las condiciones de vida de entonces, alegan, eran mucho peores que las actuales y muchas personas además de la gripe sufrían de forma paralela otras enfermedades como la tuberculosis. Además, en la época todavía no existían los antibióticos.

Ahora, los retos son otros. En el presente los esfuerzos se centran en diseñar estrategias para combatir la resistencia a los antibióticos al tiempo que se da por descontado que, en un mundo globalizado como el actual, una pandemia como la «gripe española» se expandiría a mucha mayor velocidad por todo el mundo que en 1918.

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