Pedro Sánchez intenta recomponer el PSOE tras su regreso

Especial 26 Aniversario

Pedro Sánchez intenta recomponer el PSOE tras su regreso

El líder del PSOE se enfrenta a la difícil tarea de controlar el partido sin tener escaño en el Congreso. La crisis catalana ha hecho que cierre filas con el Gobierno en torno al 155.

Pedro Sánchez, secretario general del PSOE

Este año será difícil de olvidar para Pedro Sánchez. El secretario general del PSOE ha tomado este 2017 de nuevo a las riendas de la formación del puño y la rosa. Y lo ha hecho con el aparato en contra. Tras el convulso Comité Federal del 1 de octubre de 2016, que llevó al socialista a dimitir, todo el mundo daba por descontado que la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, tomaría el relevo. Pero nada más lejos de la realidad. Sánchez se convirtió en el ‘candidato de la militancia’ y ganó las primarias del pasado mayo. Pero los problemas para Sánchez no terminaron con esa abrumadora victoria.

Tras su triunfo ante Díaz y tras nombrar una ejecutiva a su medida en el Congreso Federal celebrado a mediados de junio, el líder de los socialistas ha tenido que capear varias tormentas. Entre ellas, el apoyo del partido al Gobierno en la crisis institucional en Cataluña. El respaldo de Pedro Sánchez a Mariano Rajoy en torno a la aplicación del artículo 155 de la Constitución no gustó a todos en el PSOE.

Sabedor de estas críticas internas, el secretario general ha defendido a capa y espada que este apoyo se ha dado a cambio del compromiso del jefe del Ejecutivo de iniciar la reforma de la Constitución en el Congreso. Algo sobre lo que el líder del PP está dado largas. A pesar de ello, Sánchez y los suyos siguen confiando en la palabra del popular.

A esto se ha sumado en las últimas semanas el conflicto sobre la financiación autonómica. La decisión del Gobierno de retrasar hasta el año que viene la reforma del actual sistema ha disparado todas las alarmas. Más aún después de la aprobación del Cupo vasco y de la propuesta del candidato del PSC a las elecciones del 21 de diciembre, Miquel Iceta, de crear una Hacienda catalana y de acometer una quita de la deuda de esta región. Los barones socialistas se han preguntado ‘qué pasa con lo suyo’. Y es que, varios presidentes autonómicos han censurado la rapidez con la que se ha aprobado el Cupo Vasco en el Congreso mientras está aparcada la aprobación del nuevo modelo de financiación autonómica.

Esto ha llevado a Pedro Sánchez a actuar y tratar de calmar los ánimos fijando una posición común al respecto para evitar, de esta manera, que comunidades como la de Andalucía y Valencia abanderen esta ofensiva contra el Gobierno. Esto volvía a dar una imagen de división. La misma que el secretario general se propuso enterrar tras vencer en las mencionadas primarias.

Todas estas cuestiones enmascaran algunos de los principales problemas que tiene el líder de los socialistas. Entre ellos, el de no ser diputado. Su decisión de abandonar su acta tras dimitir de la Secretaría General del PSOE dejó a Sánchez sin este ‘escaparate’. Asimismo, lejos quedan los días en los que prometía desbancar al PP del Gobierno. Ahora, con la crisis catalana, ha cerrado filas con Rajoy y la relación con Unidos Podemos y Ciudadanos cada vez es peor. En especial, con los de Albert Rivera, a los que ha llegado a comparar con el partido ultraconservador Vox.

Pedro Sánchez, a raíz de lo ocurrido en Cataluña, se ha enfundado el traje de hombre de Estado. Y no se lo quitará hasta que se sofoque el incendio desatado en esta comunidad por el órdago independentista. Para ello habrá que esperar, por lo menos, unas cuantas semanas. Y más aún tras los resultados del 21-D, que han dado al bloque independentista una nueva mayoría absoluta.

Unos comicios que han supuesto todo un mazazo para el líder socialista, que ha fracasado en su primer examen después de que volviera a tomar las riendas de la Secretaría General del PSOE antes del verano. Sánchez esperaba mucho del PSC. Un buen resultado de Miquel Iceta y los suyos hubiese afianzado su liderazgo y la estrategia de oposición del partido, que sube en las encuestas. Pero no ha sido así.

El PSC ha logrado una pobre subida en esta cita en las urnas. La candidatura de Iceta ha obtenido 17 diputados frente a los 16 de hace dos años y apenas 50.000 votos más. Esto no entraba en las previsiones de los socialistas, que esperaban superar sin problemas los 20 escaños. Pero la polarización del voto ha sido muy fuerte. Tanto que ha dejado a Iceta muy lejos de sus expectativas.

A todo esto hay que sumar el triunfo de Ciudadanos que, además de ser la fuerza con más votos, dobla en escaños a los socialistas catalanes al conseguir 37 diputados en el Parlament de Cataluña. De esta forma, la tesis de Iceta de convertirse en presidente de la Generalitat al ser el único que no tiene vetos se ha difuminado rápidamente.

Ahora Pedro Sánchez tiene ante sí otros importantes exámenes, como qué pasará con su tan reclamada reforma constitucional, así como qué postura mantendrá ante los Presupuestos que el Gobierno se propone sacar adelante a principios del año que viene.

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