¿Un nuevo eje en Europa? Macron conquista el Elíseo en el momento más débil de Merkel

Especial 26 Aniversario

¿Un nuevo eje en Europa? Macron conquista el Elíseo en el momento más débil de Merkel

El presidente galo se ha erigido ante el mundo como un líder que, sin embargo, no convence a los franceses. Aun así, su aparente influencia podría requilibrar el eje franco-alemán ahora que el final de Merkel está cerca.

Angela Merkel y Emmanuelle Macron

Desde que accedió a la Cancillería alemana en 2005, Ángela Merkel ha sido el principio, nudo y desenlace de todas las políticas determinantes que han surgido en la Unión Europea. Con tantos detractores en el sur como fieles en el norte, la canciller ha despojado el eje franco-alemán que durante décadas gobernó Europa para situar en Berlín la única voz de mando. La irrupción de Emmanuel Macron y la pérdida de popularidad de Merkel presenta ahora la posibilidad de un retorno al equilibrio entre los dos países más influyentes de Europa.

Francia perdió su posición continental con Jacques Chirac, la mantuvo deteriorada con Nicolas Sarkozy y François Hollande y ahora prevé recuperarla con Emmanuel Macron, la esperanza blanca de Europa. Al menos así brindaron su victoria la mayoría de los medios de comunicación y las principales empresas del continente, ilusionadas ante un nuevo proyecto (aún) más favorable con el libre mercado.

Sin embargo, como no es Macron todo lo que reluce, una de sus primeras decisiones fue nacionalizar los astilleros de Saint Nazaire. Más allá de esta ‘anecdótica’ experiencia, los primeros meses del presidente francés al frente del Elíseo no han sido tan boyantes como anticipaban los medios. Hace apenas tres meses la cifra de los galos que aprobaban su gestión apenas se ubicaba en el 36%, la más baja en un presidente francés a esas alturas de gobierno.

Una debilidad en la popularidad interna que no se traslada a su imagen exterior. Ante la ausencia de Obama y las negociaciones por formar gobierno que tienen ocupada a Angela Merkel en Alemania, Macron se ha presentado voluntario para ejercer de líder del ‘mundo libre’. El último encuentro en París sobre el cambio climático da muestra de los objetivos – todavía lejanos – personales de Macron.

En cualquier caso, la influencia de Angela Merkel sobre la mayoría de los socios europeos sigue siendo considerablemente más elevada que la de su homólogo francés. Eso no es óbice para que la Canciller germana comience a percibir que Macron cuenta con más posibilidades de equilibrar el eje franco-alemán que los anteriores presidentes galos.

De todos modos, Berlín no ha dejado atrás la oportunidad de ‘parar los pies’ al francés en cuanto ha podido y querido mostrarle al recién llegado quién manda aquí. Por ejemplo, mientras Macron proponía en su programa electoral la unión fiscal y monetaria de la zona euro así como la posibilidad de crear un presupuesto común para todos los países, Berlín rechazaba de pleno las medidas argumentando un escueto “son poco realistas”.

Propuestas compartidas por España, Grecia, Italia o Portugal pero que no se atreven a vociferar ante Alemania. Madrid, Roma, Atenas y Lisboa prefieren no molestar mucho a Merkel y permanecer, de momento, en un segundo plano. La actual estructura comunitaria satisface profundamente al Gobierno alemán, y por tanto, no está dispuesto a aceptar cambios estructurales en los tratados europeos. Una posición que poco a poco comienza a debilitarse.

El 2017 se va con la sensación de acercamiento al 2005. Aquel año llegó Merkel a la Cancillería y Francia perdió definitivamente su peso referente en Europa. Ahora Macron pretende devolver a los galos a ese lugar, ¿permitirá Berlín compartir el poder?

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