Spectra en Galicia

Especial 26 Aniversario

Spectra en Galicia

Terroristas incendiarios, trama siniestra, organización de pirómanos homicidas y otras calificaciones por el estilo ocuparon las portadas de los periódicos tras la oleada de incendios.

Xabier Fortes

Ha pasado ya más de un mes de la oleada de incendios que asoló Galicia y de la supuesta trama de terrorismo incendiario seguimos sin tener noticias. El único detenido hasta ahora ha sido un hombre de mediana edad que decidió asar unos chorizos en una propiedad de la familia, apenas una hectárea de sotobosque que fue devorada por las llamas en el ayuntamiento orensano de Os Blancos. En esos días centrales de octubre resultaron calcinadas 36.000 hectáreas en los montes y bosques gallegos. Ni el perfil del detenido, ni desde luego la superficie calcinada por su imprudencia, casan muy bien con un integrante de esa misteriosa organización creada, según la Xunta, para delinquir y poner en jaque a todo el gobierno gallego.

Desde la mañana del domingo 15 de octubre, cuando comenzaba a ser visible la magnitud de la catástrofe, el presidente de la Xunta señaló sin dudarlo a una red criminal como responsable. Inmediatamente el debate sobre la dotación de medios antincendios, su coordinación o la política forestal de las últimas décadas, quedó sepultada por un dedo acusador dirigido hacia una enigmática y desconocida organización al estilo de Spectra, contra la que luchaba James Bond. Durante los días siguientes, varios conselleiros salieron en batería a apuntalar esta teoría, y los titulares de todos los medios apuntaron también en la misma dirección. Terroristas incendiarios, trama siniestra, organización de pirómanos homicidas y otras calificaciones por el estilo ocuparon las portadas de los periódicos.

Pasado el crepitar de las llamas, cuando el monte se había ya reducido a cenizas, todas y cada una de las declaraciones de los especialistas de la Guardia civil y de la policía nacional, encargados de investigar este tipo de delitos, advertían de que no había ningún indicio que pudiese señalar a la existencia de tal trama, con respecto a cuya existencia eran bastante escépticos.

El monte arde en Galicia por varias causas. Unas son coyunturales, como la coincidencia de una prolongada sequía, un fuerte viento y altas temperaturas (el ya famoso factor 30), y otras estructurales: el abandono del campo, el uso tradicional del fuego (y algunas patologías asociadas) y muy especialmente la extensión del cultivo del eucalipto -en detrimento de las especies caducifolias, más resistentes al fuego- para abastecer de materia prima a la factoría de celulosas de Pontevedra.

En 2006, cuando el socialista Emilio Pérez Touriño apenas llevaba un año al frente de la Xunta, una gran oleada de incendios sacudió la comunidad gallega en el mes de agosto. Eran unas condiciones climatológicas similares a las de estos pasados días y también hubo muertos, cuatro en total. Entonces el gobierno bipartito de PSOE y BNG, insinuó la posible existencia de comandos incendiarios, aunque con bastante menos énfasis que el actual mandatario gallego. Alberto Núñez Feijóo, entonces en la oposición, les acusó de incompetentes en la lucha contra el fuego y añadió además una frase durísima: ‘Con Fraga no había muertos’. Quizás esas declaraciones de Feijóo en 2006 ayuden a explicar su sobreactuación mediática del pasado mes, cuando tres personas fallecieron por culpa de las llamas. En su intento de evitar la autocrítica o la asunción de responsabilidades, como exigía en el pasado, su entorno llegó incluso a acusar de negligencia a Portugal por permitir la propagación del fuego hacia Galicia a través de la frontera del Miño, recalcando que allí había habido más muertos por la oleada de incendios forestales. Da la impresión de que la atribución de responsabilidades a una trama homicida o a la incompetencia de la administración está directamente en relación a si se está en el gobierno o en la oposición.

Hace unos días el parlamento gallego debatió varias medidas para prevenir en el futuro situaciones similares, y que incluyen entre otras el cobro de la extinción a los causantes de imprudencias, la limpieza y roza en zonas de seguridad y próximas a viviendas, la expropiación de terrenos con maleza o la incorporación al llamado Banco de Terras de los montes públicos sin cuidar. Por desgracia apenas se ha abordado la limitación de las superficies dedicadas al cultivo del eucalipto y otras especies pirrófitas, las que más arden y propagan el fuego. Quizás tenga esto que ver con la reciente renovación otros 60 años más de la concesión de licencia para la fábrica de ENCE, que además de ensuciar el agua y el aire de la ría de Pontevedra ha convertido el monocultivo del eucalipto en una plaga. Mientras, de la supuesta Spectra gallega seguimos sin noticias.

Xabier Fortes es periodista de TVE.

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