Merkel, ante una semana decisiva para cerrar su crisis de Gobierno

Alemania

Merkel, ante una semana decisiva para cerrar su crisis de Gobierno

Por petición del presidente del país, Frank-Walter Steinmeier, los partidos que durante los últimos cuatro años han gobernado el país volverán a sentarse a la mesa.

Angel Merkel y Martin Schulz

La plana mayor de la conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU) que preside la canciller Angela Merkel se reúne hoy en Berlín para analizar posibles escenarios de futuro para Alemania, justo cuando se cumple una semana del fracaso de un primer intento de la mandataria de formar gobierno con otros partidos. A puerta cerrada, la cúpula de la formación que dirige los designios de la potencia europea desde 2005 pondrá especial atención al encuentro que este jueves, junto a su hermana bávara la Unión Cristianosocial (CSU), mantendrá con el líder del Partido Socialdemócrata (SPD), Martin Schulz.

Por expresa petición del presidente del país, Frank-Walter Steinmeier, los partidos que durante los últimos cuatro años han gobernado el país volverán a sentarse a la mesa para explorar las posibilidades de reeditar una gran coalición.

Alemania tiene ante sí una semana decisiva. En ella, el SPD, que en primer momento se negó categóricamente a firmar una nueva alianza con Merkel como socio menor, podría desatascar definitivamente el bloqueo político allanando la transición hacia un cuarto mandato consecutivo de la «eterna canciller».

Presionado por su propio partido y por numerosas voces que apelaban a la responsabilidad hacia el electorado, Schulz se vio obligado el pasado viernes a comerse sus palabras y anunció que consultará a los militantes si están dispuestos a reeditar junto al bloque conservador de Angela Merkel la gran coalición de la legislatura anterior.

Ante el incierto panorama político que se abrió el pasado domingo en la primera economía europea tras la ruptura de negociaciones entre el bloque conservador de Merkel, los liberales y los verdes, el anuncio del SPD constituyó un tímido avance que, sin embargo, a ojos de la canciller pareció ser interpretado como un paso de gigante.

Tan solo horas después de que Schulz abriese la puerta a ejercer de compañero de baile, la dirigente rechazó de forma tajante la celebración de nuevas elecciones y apremió a negociar un Gobierno estable con celeridad.

«Por supuesto que no sé cómo evolucionarán las cosas en los próximos días pero es deseable que se llegue rápidamente un acuerdo de gobierno», declaró Merkel este sábado en un acto de su partido celebrado en el norte del país.

Con las Navidades a la vuelta de la esquina, expira el plazo que inicialmente Merkel se había fijado para formar Gobierno y empezar el nuevo año con un nuevo Gabinete. Europa y el mundo miran a Berlín.

Los socialdemócratas son conscientes pero se resisten a convertirse, de nuevo y de manera automática, en «rehenes» de un animal político llamado «Merkel» que acaba fagocitando a su socio menor en el Gobierno, primero asumiendo las ideas del rival como propias y, después, confirmando la ley no escrita de que una alianza con la canciller pasa siempre factura.

El SPD lo sabe bien. Sus peores resultados históricos los sufrió tras sellar dos coaliciones con Merkel (2005-2009 y 2013-2017), de ahí su renuncia a firmar una tercera.

El partido liberal FDP también vivió en sus propias carnes el efecto, llegando incluso a desaparecer por primera vez desde 1945 del Parlamento durante una legislatura justo al término de la alianza de cuatro años de Gobierno sellada con la conservadora (2009-2013).

Con este panorama y descartado un Gobierno en minoría por la inestabilidad que conlleva, lo único cierto es que independientemente de cómo se solucione la crisis política germana, sea con nuevas elecciones o con una gran coalición, el partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) parece ser el mejor situado para recoger los réditos.

En el país, se teme que una nueva cita con las urnas pueda dar más alas al partido que en los comicios del pasado 24 de septiembre se erigió como tercera fuerza política en el país. Por su parte, la firma de una gran coalición es percibida por muchos como el caldo de cultivo perfecto para que esta formación populista y de tintes xenófobos siga ganando adeptos.

Con un rodillo parlamentario del bloque conservador y los socialdemócratas, AfD contaría con el argumento perfecto para presentarse dentro de cuatro años ante los electores como la «única alternativa».

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