Boris Becker, una vida llena de altibajos

Boris Becker, una vida llena de altibajos

Becker se enfrentará nuevamente a titulares negativos sobre su persona precisamente en la antesala de su torneo preferido, el de Wimbledon.

Boris Becker

La decisión de un tribunal inglés de declarar insolvente al legendario ex tenista alemán Boris Becker abrió estos días un nuevo capítulo en una vida plagada de altibajos. Becker fue una leyenda viva del tenis al convertirse en el ganador más joven del torneo de Wimbledon, fue icono publicitario y exitoso entrenador, pero también ocupó titulares con sus rencillas con su ex mujer por pago de alimentos, la aparición de una hija natural y actuaciones polémicas en programas de televisión.

Últimamente, el ex deportista de 49 años había vuelto a la exposición pública por razones gratas: tras entrenar al serbio Novak Djokovic, Becker hace ahora gala de sus conocimientos del tenis como comentarista de la televisión.

La decisión de una jueza de Londres de declararlo en bancarrota -conocida esta semana- vuelve a manchar la imagen de quien fue número uno del tenis mundial. Becker desmintió inmediatamente a través de su abogado Christian Schertz que fuera insolvente.

«El juicio gira en torno a un préstamo que el señor Becker hubiera devuelto por completo en el término de un mes», dijo el letrado. Becker está «sorprendido y decepcionado por el hecho de que el banco se haya decidido a presentar demanda en un juicio civil en el Reino Unido». El bufete de abogados Schertz Bergmann anunció que solicitará que se levante la medida de inmediato.

Becker se enfrentará nuevamente a titulares negativos sobre su persona precisamente en la antesala de su torneo preferido, el de Wimbledon, que arranca el 3 de julio.

El 7 de julio de 1985, a las 17:26 horas locales, un adolescente de 17 años de la localidad de Leimen, en el suroeste alemán, se inscribía en los anales de la historia para conquistar el torneo de mayor prestigio en el tenis.

A finales de los 1980 y en los 1990, Becker se convirtió en una de las pocas leyendas del deporte germano. En el idioma popular se adoptó entonces el término «puño de Becker» para describir la forma en la que el alemán festejaba sus triunfos cerrando la mano.

A la carrera deportiva le siguieron escándalos en su vida privada ventilados por la prensa. Becker tuvo un sonado divorcio con la ex modelo germanoestadounidense Barbara Feltus.

También la aparición de una hija natural, concebida en un encuentro furtivo extramatrimonial con una modelo en un hotel de Londres, lo puso en la picota. El episodio fue conocido como «el del cuarto de limpieza» pese a que Becker contó años atrás a la emisora inglesa ITV que había tenido lugar «en unas escaleras entre los baños».

Más adelante, Becker se granjeó las mofas al participar en un progama de televisión con un rídiculo sombrero del que colgaban dos matamoscas. «Naturalmente que sé que no todas mis apariciones, por ejemplo en la televisión alemana, fueron buenas», admitió recientemente.

Este año la imagen del antiguo astro del tenis dio otro giro. En febrero fue incorporado al «Salón de la Fama del Deporte Alemán» y vitoreado en el «Baile del deporte» por 1.600 invitados de los ámbitos deportivo, empresarial y político.

Ello ocurrió después de que llevara a Djokovic a la cúspide del ranking mundial para acallar sus críticas. Después, como experto del canal Eurosport, se lució con análisis agudos y unos conocimientos fundados. Pero luego llegó el pleito con el banco por sus deudas.

Sea cual fuere el desenlace del juicio, Becker estará la próxima semana allí donde mejor se siente. El 3 de julio comienza en Wimbledon el torneo más importante del mundo de la raqueta. Becker vive desde hace algunos años en el sureste de Londres, no lejos de donde festejó su mayor éxito.

Allí, la gente lo trata con mucho respeto, destaca el alemán. Y en todo el mundo tiene seguidores. A ellos les agradeció su respaldo a través de la red social Twitter, su medio preferido de comunicación. «Estoy en este juego desde hace 32 años y tengo planeado seguir así por mucho tiempo».

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