White Reaper vuela alto con ‘The World’s Best American Band’

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White Reaper vuela alto con ‘The World’s Best American Band’

La banda de Louisville, Kentucky rescata el rock con estribillos

White Repaer

¿De verdad que en el siglo XXI ya no hay sitio para las viejas bandas de rock, preocupadas por las melodías? Tal vez resulte raro decirlo ahora, cuando el r&b moderno, el autorune y los derivados del trash metal alcanzan las cotas más altas de popularidad. Pero hubo un tiempo en que los duros con corazoncito dominaban las listas.

La verdad es que la fórmula es sencilla, pero no siempre fácil de ejecutar. Incluye mucha distorsión, fortaleza rítmica, estribillos pegajosos y un puñado de lugares comunes sobre la revuelta juvenil, la vida en la carretera y el sexo urgente. Con estos pocos componentes esenciales ha habido un buen montón de bandas capaces de hacer historia.

Y por lo que se ve aún quedan algunos valientes que quieren intentarlo. Bandas como White Reaper, un cuarteto de la ciudad de Louisville en el estado de Kentucky, la misma de la que fue originario el gran Muhammad Ali, que ha heredado el descaro del mejor boxeador de todos los tiempos y no tiene problema en revindicar su condición de aspirantes al título vacante.

Y lo hacen desde el mismo título de su segundo álbum, este del que nos ocupamos hoy, que han titulado ‘The World’s Best American Band’, la mejor banda americana del mundo. Toda una declaración de intenciones que apoyan con contundencia en un puñado de canciones como las de antes, que tocan sin complejo alguno y con la convicción suficiente para que el viejo hechizo cobre vida.

Y ese parece haber sido el propósito incial de Tony Esposito (guitarrista y cantante), Ryan Hater (teclados), Nick Wilkerson (batería) y Sam Wilkerson (bajo), que, además, se han aliado con un productor muy adecuado para que les ayudara a conseguir su propósito. Kevin Ratterman, un músico local que ha tocado en dos de los grupos más conocidos de la ciudad, el trío de rock psicodélico Wax Fang y Elliot una banda de punk.

Emiten en la misma longitud de onda y no parecen admitir que la música que les gusta practicar sea cosa del pasado. No suena así, desde luego, ‘Judy French’, el single elegido para promocionar el álbum y mi canción favorita por el momento de esta colección de diez que se extiende a lo largo de unos 30 minutos de música vitalista que se transforma fácilmente en pura energía con estrofas y estribillos.

La juventud y las ganas de nadar contracorriente les favorecen. Aunque habrá que ver si son capaces de mantener el ritmo y conservar la chispa que les ha convertido en algo más que una banda que ha aprendido bien la lección y ha estudiado, gracias a los videos de YouTube, los trucos de sus maestros reconocidos que no son otros que The Ramones, Cheap Trick, Kiss, Thin Lizzy, Van Halen. Todo un repoker de ases.

Grupos que llenaron estadios a golpe de guitarrazo, sedujeron a las féminas y se ganaron el respeto de los más duros, porque tocaban fuerte y bien. Gran rock americano de toda la vida. Como el que también hicieron otros grandes pioneros, aquellos tipos de Grand Funk Railroad que establecieron, quizá sin saberlo, los cánones del género.

Aunque hay que decir que White Reaper también ha bebido de otras fuentes. De las grandes bandas británicas de finales de la década de los 70 que supieron canalizar la furia del punk rock primigenio y empaquetarla con astucia en un buen puñado de canciones de tres minutos ese formato inmortal que siempre funciona.

Sí. También hay algo de The Jam y The Clash en estos cuatro alborotadores de Louisville. Y precisamente por eso, me ha sido bastante fácil engancharme a este álbum prácticamente desde la primera escucha. Al fin y al cabo, esta banda juega con códigos que conozco bien. Quizá demasiado.

Pero me dejo llevar. De momento, resultan creíbles y hacía mucho tiempo que no escuchaba un disco así. Espero que no se trate sólo de un espejismo nostálgico, pero habrá que darle tiempo al cuarteto y seguir sus próximos pasos antes de confirmar que sí, que son esa nueva hornada del hard rock con melodía que algunos llevábamos tiempo esperando.

De momento, estos White Reapers avanzan con paso firme, suman seguidores en EEUU y están a punto de cambiar la furgoneta por el autocar de gira y los locales de tamaño medio por las grandes discotecas. Los estadios aún les quedan lejos. Lo que puede ser una suerte para nosotros, aunque resulte un fastidio para ellos.

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