Qué hacer con la vivienda común cuando el amor se acaba

Vivienda

Qué hacer con la vivienda común cuando el amor se acaba

La imposibilidad de hacer frente a la hipoteca en solitario hace que muchos divorciados tengan que vender la casa o buscar fórmulas provisionales.

Discusión de pareja

En 2016, 120.000 parejas se separaron en España, según datos del Instituto Nacional de Estadística, unas cifras que tienen una derivada inmobiliaria ya que las rupturas sentimentales suelen poner sobre la mesa una importante cuestión: ¿qué pasa con la vivienda y qué ocurre con la hipoteca que pesa sobre el inmueble cuando una pareja deja de serlo?.

De la vertiente inmobiliaria da fe la red de agencias Monapart que ha calculado el número de viviendas que se vendieron el año pasado debido a los divorcios: unas 70.000, es decir casi dos de cada diez. Un cálculo que esta empresa ha hecho a partir del número de separaciones registrado por el INE, teniendo en cuenta que “el 80% de los españoles son propietarios y que el 75% de ellos transaccionan la vivienda al divorciarse”.

Según explica Eduard Solé, socio fundador de Monapart, el hecho de que el 80% de la población española viva en una casa de su propiedad, convierte el domicilio familiar en un tema central en los convenios reguladores de divorcio o separación y en un verdadero quebradero de cabeza para la pareja. Por ello, la citada red de agencias ha creado el Servicio de Mediación y Disolución Patrimonial, que califican como “el primer servicio de mediación inmobiliaria para parejas que se encuentran un proceso de divorcio y minimizar los conflictos derivados de la disolución del patrimonio”.

Solé explica que hicieron un estudio colaborativo con diversos abogados matrimonialistas del país para diseñar dicho servicio de mediación con el que pretenden aconsejar a las dos partes sobre los distintos escenarios posibles para solucionar el problema de la casa, que es uno de los más críticos, tras una separación después –lógicamente- de las cuestiones sobre el cuidado de los hijos.

El representante de Monapart informa que los hacen es asesorar a la pareja sobre el valor actual de su vivienda y respecto a las distintas opciones que tienen «aportando la visión de un experto inmobiliario y un análisis de mercado que no tiene un abogado” a través de “análisis frío» que tiene como objetivo que los divorciados «puedan empezar su nueva vida de la mejor forma posible, siempre desde el punto de vista inmobiliario». Una mediación que consideran puede ser de utilidad para que puedan tomar una buena resolución en un momento muy delicado,” habida cuenta de que las que las peores decisiones se toman cuando estás emocionalmente implicado”.

A resultas del estudio, los responsables de Monapart han identificado cinco escenarios de resolución de la problemática de disponer de una vivienda en común en caso de separación o divorcio:

  1. Vender la vivienda en común a un tercero y empezar una nueva vida en un nuevo hogar. Una opción que la agencia considera “una de las opciones emocionalmente más saludables”.
  2. Conservar la vivienda en propiedad de ambos, pero alquilarla a un tercero, es decir, transformarla conceptualmente en un patrimonio en común, o una “inversión a medias” que deberá aportar cierta rentabilidad a los propietarios. Monapart hace notar que “esta opción requiere indefectiblemente que la expareja sea capaz de relacionarse con normalidad” y añade que “también es aconsejable que la gestión del alquiler se realice a través de un administrador, para evitar que uno de los dos propietarios tenga que encargarse de ello”.
  3. Realizar un alquiler interno, es decir, que uno de los miembros de la pareja resulte el arrendatario de la vivienda de la cual es copropietario. En este caso es imprescindible articular el contrato de arrendamiento de una forma coherente con la ley y regular adecuadamente el desarrollo del contrato.
  4. Realizar una compraventa interna, es decir, que uno de los ex cónyuges compre la parte del otro. En este escenario es imperativo que la valoración de la vivienda sea objetiva, justa y consensuada entre ambas partes.
  5. Soluciones transitorias. Dado que las separaciones son procesos muchas veces complejos, sobre todo cuando la pareja tiene hijos en común, no hay que descartar opciones más creativas como el llamado “piso nido”, es decir, que la vivienda en común pase a ser el “hogar” de los hijos. En este caso, los hijos no se mueven de casa y son los padres quienes alternan su estancia en la vivienda. Monapart subraya que “esta solución es sólo apta para casos de custodia compartida, pero es claramente caduca ya que llega un momento en el que la propia evolución de la vida de los divorciados y la falta de arraigo en la vivienda hace que se sientan incómodos en esa ‘casa de nadie’. Destacando do también que “por otro lado, el coste económico de mantener 3 viviendas es habitualmente insostenible”. No obstante, la consideran “una solución temporal con muchos puntos a favor”.

Qué ocurre con la hipoteca

Otra cuestión esencial cuando una pareja da por finalizada su convivencia es estudiar qué se hace con la hipoteca, dado lo habitual es que la adquisición del piso haya sido compartida por la imposibilidad económica de comprar a nivel individual y por tanto los dos miembros de la ya ex pareja son titulares del préstamo hipotecario y hay que ver si quién se ‘queda’ con la casa puede hacer frente a esa carga hipotecaria de manera completa.

Pau A. Montserrat, economista de iahorro.com afirma que el mejor consejo que puede darse a una pareja antes de comprar una casa de manera conjunta es que tenga en cuenta que cuando pide una hipoteca con quien se ‘casa’ realmente es con el banco, ya que adquiere una deuda que no desaparece por el hecho de romper la relación y a la que tendrá que hacer frente. Y es que tanto el representante iahorro.com como de Monapart quieren dejar claro que los bancos -que han financiado la adquisición con la garantía de dos personas- es muy difícil que acepten que se quede solo un titular a no que ser que se aporten otros titulares o avalistas, por lo que en muchas ocasiones sólo queda la alternativa de vender la vivienda y cancelar la hipoteca.

“No hay fórmulas mágicas para salir de una hipoteca salvo que aportes nuevas garantías”, recalca Pau A. Montserrat, quien también hace otra recomendación a quien tenga intención de comprar una casa de manera conjunta: “Si hay avalistas, algo que no recomendados, que lo sean de ambas partes” para evitar que conflictos en caso de ruptura, aconsejando que si van a avalar los padres deberían hacerlo los de dos miembros de la pareja.

Otra alternativa a la venta de la casa -en el caso de que uno de los dos miembros de la expareja se la quiera quedar- es la extinción del condominio, una alternativa que es más barata desde el punto de vista fiscal y que se firma ante notario pero que requeriría (para tranquilidad del miembro de la pareja que se va del piso) modificar la hipoteca. Y es que -tal y como destaca el representante de iahorro.com-“la extinción del condominio por sí sola no te quita las obligaciones con el banco, y en caso de impago de nuestro ex la entidad financiera nos puede reclamar”.

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