Bielorrusia es el único país de Europa que empleó la pena de muerte como método de ejecución en el año 2016. Concretamente fueron cuatro personas, como mínimo, las ejecutadas durante el año pasado. En ese mismo espacio de tiempo, los tribunales bielorrusos impusieron otras cuatro condenas a muerte, reanudando una política que había sido interrumpida durante 17 meses.
Un informe de Amnistía Internacional revela que las ejecuciones de los Estados se redujeron en un 37% en el último año, pasando de 1.634 ejecuciones a 1.032. La opacidad y el “hermetismo” de las autoridades chinas para ocultar “la escandalosa magnitud de las ejecuciones en el país” provoca que la ONG haya decidido no incluir a China en esa cifra global.
“China aspira a ser un líder en la escena mundial, pero en lo relativo a la pena de muerte ejerce de líder de la peor manera posible: ejecutando cada año a más personas que ningún otro país del mundo”, ha afirmado Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional.
A pesar de no disponer de datos oficiales, la organización asume que China fue el lugar del mundo donde se llevaron a cabo más ejecuciones durante 2016. Tras él, Irán, Pakistán, Vietnam, Malasia y Arabia Saudí. Aunque en el caso de Irán, Amnistía señala que se produjo una caída del 42% en las ejecuciones, pasando de un mínimo de 977 a un mínimo de 567.
En Vietnam, en cambio, sucede al contrario. A pesar de considerar como “secreto de Estado” la mayoría de las ejecuciones, como China y Bielorrusia, un informe del Ministerio de Seguridad Pública de Vietnam, publicado por primera vez por un medio de comunicación nacional en febrero de 2017, reveló que 429 presos fueron ejecutados entre el 8 de agosto de 2013 y el 30 de junio de 2016, una media de 147 ejecuciones al año.
En cualquier caso, todos los continentes, salvo Oceanía, albergaron mínimo un país ejecutor. América tuvo a Estados Unidos como el único país del continente donde se produjeron ejecuciones y Europa a Bielorrusia. África, por su parte, vio cómo Botsuana, Egipto, Nigeria, Somalia, Sudán y Sudán del Sur realizaban ejecuciones.
El caso de Bielorrusia
Syarhei Ivanou fue ejecutado en abril, primera ejecución en Bielorrusia desde noviembre de 2014. Había sido condenado a muerte en 2015 por asesinato, hurto y robo, delitos cometidos en 2013. El hermano de Syarhei Ivanou había presentado una petición ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU argumentando que el juicio al que había sido sometido se celebró sin las garantías debidas. El Comité había solicitado a las autoridades bielorrusas que no llevaran a cabo la ejecución mientras estuviera examinando el caso.
Estados Unidos no figura entre los cinco primeros
Por primera vez desde 2006, Estados Unidos no figura entre los cinco países con más ejecuciones del mundo.
El número de ejecuciones (20) en 2016 alcanzó el nivel mínimo registrado desde 1991, la mitad que en 1996 y casi cinco veces menos que en 1999. El número de ejecuciones ha descendido cada año desde 2009, excepto en 2012, cuando la cifra no varió.
El número de condenas a muerte (32) fue el más bajo desde 1973, “un signo claro de que jueces, fiscales y jurados dan la espalda a la pena de muerte” como medio de administrar justicia. Sin embargo, 2.832 personas continúan en espera de ejecución en Estados Unidos, según informa Amnistía Internacional.
“La constante disminución del uso de la pena de muerte en Estados Unidos es un signo esperanzador para los activistas que llevan mucho tiempo haciendo campaña para acabar con la pena capital” asegura Salil Shetty, aunque recuerda que “Estados Unidos tiene el vergonzoso honor de ser el único país de América que lleva cabo ejecuciones”.
