Pensionistas, el futuro es negro

Opinión

Pensionistas, el futuro es negro

Diego Carcedo

Es injusto y triste poner tan negro el futuro a los que tanto contribuyeron en las últimas décadas al sueño de que en España las cosas fuesen mejor. Señores pensionistas, vayan dándose por jodidos. Definitivamente España es un país diferente. En casi todas partes – ignoro en Corea del Norte lo que pasa porque nunca he estado – los partidos de derechas intentan ganar las elecciones anunciando, aunque no siempre cumpliendo, mejoras de las pensiones de los jubilados. Pero en nuestro país en los últimos tiempos, no. Ignoro si es porque Mariano Rajoy y su equipo de “montoros” están hartos de gobernar y lo que desean es volver al “dolce farniente”  de la oposición porque, de otra manera, no se explica lo que está pasando con las susodichas  pensiones de los jubilados.
 
Y más que lo que está pasando, que no es poco, lo que al parecer se anticipa que va a pasar. A lo largo de la crisis, que nadie se cree que haya terminado dicho sea de paso, los pensionistas sufrieron como todos los demás ciudadanos, pero ellos de manera bastante especial. En lugar de congelarles las pensiones, como se hizo con los funcionarios y los salarios en general de los trabajadores, que hubiese sido lo lógico, se les ha agraviado aumentándoles un ridículo 0,25 por ciento; es decir, en el mejor de los casos, unos cuatro o cinco euros al mes y a muchos beneficiarios, menos favorecidos, poco más de un euro.
 
Los pensionistas no protestaron, que se sepa, por tan impresentable y penosa supuesta  “mejora”. Lo peor es que ni siquiera se les permitió el orgullo lógico de haber contribuido como los demás ciudadanos en activo al sacrificio colectivo que la crisis exigía. No, el agravio del 0,25 por ciento le ha servido a Mariano Rajoy para presumir urbi et orbe de que, a pesar de la crisis, su Gobierno había  continuado subiendo las pensiones con ese porcentaje disfrazado de limosna. Un aumento que en muchos casos fue menor del coste del franqueo de correos de la carta que los interesados recibieron  informándoles de su buena suerte.
 
Ahora el Gobierno alardea que la crisis ha pasado, exhibe porcentajes de crecimiento sin parar y contempla sin inmutarse, cómo los precios están aumentando en los supermercados de manera que ese importante sector de la sociedad que son los pensionistas cada vez los tienen más inaccesibles. Pero con todo, esto no es lo peor. La propuesta del Gobierno para el próximo futuro es aún más deplorable:  mantener el mismo  ritmo de aumento de las pensiones, el 0,25 por ciento, durante los próximos cinco años, lo cual, al ritmo que vamos les supondrá a los jubilados una pérdida del poder adquisitivo del siete por ciento.
 
 Es injusto y triste poner tan negro el futuro a los que tanto contribuyeron en las últimas décadas al sueño de que en España las cosas fuesen mejor. Pero es lo que hay, señores jubilados: a apretarse más todavía el cinturón y a empezar ya, cuanto antes. Las perspectivas que les esperan son oscuras. Quizás haya que atribuirlo al hecho de que España es diferente y ese orgullo  hay que pagarlo aunque sea ayunando, aparte que el PP sea el único partido político que no quiere ganar votos entre la tercera edad, ni entre la segunda, claro, pero a eso tiene derecho.

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