Trump no descansa ni el séptimo día: Así ha sido su primera semana

Trump no descansa ni el séptimo día: Así ha sido su primera semana

Donald Trump, presidente de EEUU

El nuevo presidente de Estados Unidos provoca un giro de 180º grados en la política norteamericana. Pocos esperaban encontrar en el Despacho Oval a la misma persona de la campaña electoral. Lo primero que hizo Donald Trump como presidente de Estados Unidos fue firmar un decreto para “aliviar la carga del Obamacare”. La decisión no supuso ningún escándalo, ya que uno de los principales ejes de la campaña electoral republicana giró en torno a la necesidad de tumbar el sistema sanitario ideado por la Administración Obama.
 
La disolución completa del ‘Obamacare’ depende ahora de un Congreso que no demorará mucho en llevarla a cabo. El fin de este sistema dejará sin cobertura sanitaria gratuita a miles de personas con bajos recursos económicos. Sin embargo, después de los primeros siete días de Presidencia, pocos se acuerdan de ello.  
 
En ese tiempo, Trump ha sido capaz de provocar – en su contra –  las marchas más multitudinarias de las últimas décadas, de comenzar una guerra comercial con uno de sus principales aliados económicos o de declarar a los medios de comunicación como los principales “enemigos” de Estados Unidos, entre otras cuestiones.
 
Discurso inaugural
 
Donald Trump tomó posesión el viernes 20 de enero con un discurso nacionalista y contrario al “establishment” de Washington. Dos mensajes que protagonizaron una intervención que será recordada por la frase premonitoria de “America first” (‘primero Estados Unidos’). En su apelación, el magnate neoyorquino aseguró que “todas las decisiones sobre comercios, impuestos, asuntos exteriores, inmigración se harán para beneficiar a los estadounidenses”.

La ‘investidura’ de Trump obtuvo más expectación mediática que popular, ya que el número de asistentes que acudieron a las escalinatas del Capitolio fue considerablemente más reducido que en las ceremonias de Barack Obama y George W. Bush.
 
Aun así, el equipo de Gobierno de Donald Trump negó la mayor y acusó a los medios de mentir. El portavoz de la Casa Blanca aseguró que fue la inauguración con más público de la historia y que eso es lo que los medios «deberían contar». Algo fácilmente y visiblemente refutable. Tanto, que dos días más tarde irrumpió la asesora de Trump, Kellyanne Conway, para afirmar que el Ejecutivo no miente, sino que ofrece «hechos alternativos».
 
Marchas mujeres
 
El primer amanecer de Donald Trump en la Casa Blanca estuvo ambientado por las protestas más multitudinarias sucedidas en Estados Unidos en varias décadas. La ‘Marcha de las mujeres’ convocó a más de 5 millones de personas en diversas ciudades de EEUU, que junto a la defensa de la igualdad de género reclamaron mayor protección de los derechos de los inmigrantes, de los trabajadores, de los discapacitados, de la comunidad LGBT y demás minorías que se sienten vulnerables ante la nueva administración, tal y como resume el canal hispano estadounidense Univisión.


Estas marchas han sido comparadas con las que sucedieron en Estados Unidos a finales de los 60 y a comienzos de los 70, cuando en plena Guerra de Vietnam, millones de estadounidenses se unieron a movimientos antibelicistas y pacifistas para reclamar el fin de la contienda bélica.  
 
Conflicto con México
 
La primera semana de Trump como presidente de Estados Unidos ha tenido a su país vecino como principal protagonista. A golpe de tuits, el nuevo presidente de EEUU ha sido capaz de modificar la relación comercial con uno de sus principales socios económicos.
 
México es el segundo mayor consumidor mundial de productos fabricados en Estados Unidos al mismo tiempo que el 80 por ciento de las exportaciones mexicanas – automóviles, televisiones y aguacates, principalmente – se venden en Estados Unidos. En total, la frontera entre ambos países acoge diariamente un intercambio de bienes valorado en 1.400 millones de dólares. 
Sin embargo, la penúltima ocurrencia del presidente estadounidense – después de confirmar la construcción/ampliación del muro fronterizo – ha puesto en entredicho todos esos datos, ya que sugirió que México pagará el muro fronterizo a través de un aumento del 20% en la tasa de importación de los productos mexicanos. Un país, el presidido por Enrique Peña Nieto, que “se ha aprovechado demasiado de Estados Unidos”, asegura.


Estas acusaciones provocaron que Peña Nieto cancelara su visita oficial a Washington. Además, el ministro mexicano de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, advirtió al Ejecutivo de Trump que un impuesto sobre las importaciones mexicanas a los Estados Unidos “no es una forma de hacer que México pague por el muro, sino una manera de hacer que el consumidor norteamericano pague por él a través de aguacates más caros, lavadoras y televisores».
 
Una reflexión que parece haber llegado al Ejecutivo de Trump, ya que el jefe de gabinete de del presidente de EEUU, Reince Priebus, ha asegurado que ese aumento de tasa “era solamente una idea” para pagar el muro fronterizo.
Otras medidas
 
La frase histórica de Vladimir Lenin que dice que hay ‘décadas en las que no pasa nada y semanas en las que pasan décadas’ se ajusta a la medida del traje de Donald Trump, pues su primera semana como presidente ha ido acompañada de medidas que por separado hubieran supuesto un cisma político.
 
Por ejemplo, la restricción en la acogida de refugiados, el bloqueo de personas procedentes de Siria y de otras naciones “propensas al terror”, el mantenimiento de la prisión de la Bahía de Guantánamo, considerar la tortura como una herramienta “efectiva”, la salida de Estados Unidos del TPP, el recorte masivo de impuestos a empresas y clase media, la prohibición de financiación pública destinada a ONG que promuevan el aborto en el exterior o la reactivación de la construcción de dos oleoductos en Dakota del Norte.


Dos infraestructuras que habían sido bloqueadas durante la legislatura anterior por precauciones medioambientales y amenaza contra la seguridad de la tribu nativa Sioux. Trump ha asegurado que “vamos a empezar a hacer oleoductos en Estados Unidos”, que supondrá la creación de “28.000 estupendos empleos en la construcción”.

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