El capital riesgo ve en la regulación del ‘crowdfunding’ el primer paso hacia un Nasdaq español

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El capital riesgo ve en la regulación del ‘crowdfunding’ el primer paso hacia un Nasdaq español

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El fin del “oscurantismo” reinante en el ‘crowdfunding’ abre la puerta al nacimiento de un mercado que supere la falta de inversión particular minorista que sufre el MAB. La industria del capital riesgo español celebra que finalmente el ‘crowdfunding’ sea una actividad regulada y supervisada en el país. Desde la patronal del sector se aguarda que esta mayor transparencia anime la participación de inversores particulares que hagan posible el nacimiento de un Nasdaq español que mejore con creces el sistema del MAB.
 
El mayor control que existe sobre la industria de la financiación colaborativa, lejos de verse como una amenaza para el modelo de los fondos de capital crecimiento se alaba desde la industria como una nueva oportunidad. En este sentido, las sociedades de capital riesgo cuentan ya con la colaboración de varias instituciones de ‘crowdfunding’ para financiar ciertos proyectos y rondas de captación de capitales de un número creciente de compañías, especialmente tecnológicas y de los sectores económicos más vanguardistas.
 
Así lo destaca Beatriz González, presidenta del comité de venture capital en la Asociación Español de Capital, Crecimiento e Inversión (Ascri), la patronal del sector en el país. La experta, miembro integrante de los consejos de administración de compañías de nueva economía tan conocidas como Cabify, Hundredrooms, Glovo y Spotahome señala que el sistema que se implantado en España para el sector “sigue el ejemplo de Reino Unido”, donde a su parecer y el de sus colegas la experiencia ha sido muy positiva para el conjunto del sector.
 
El experto José Martí Pellón, de la Universidad Complutense de Madrid y colaborador de Ascri, la reforma implantada en España rompe con el “oscurantismo” hasta la fecha reinante en la financiación colaborativa de manera que permite un más fácil “acceso directo” de los inversores particulares a este tipo de empresas por el que hasta ahora solo era posible acceder mediante fondos especializados, a menudo reservados para carteras institucionales.
 
A pesar de que remarca que la regulación de este creciente fenómeno en todo el mundo ha tenido lugar frente a una inicial “oposición” de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Martí reafirma su “esperanza” en el nacimiento de “un Nasdaq español de verdad” que mejore y con creces el actual “MAB de mentira”. Una descripción que argumenta en el sentido de los escasos volúmenes de negociación que se registra en esta plataforma bursátil a consecuencia de la ínfima participación de inversores particulares que limita la participación a fondos especializados que, con frecuencia, mantienen posiciones en cartera a largo plazo o las alteran en operaciones en bloque fuera del canal habitual.
 
Este movimiento motivado más por la necesidad de “ir con los demás” que por deseo real de supervisión o por cultura inversora, según explica el experto, llega en medio de un creciente protagonismo de las operaciones de arranque y crecimiento en sus primeras fases, que son precisamente las que más casan con las ampliaciones de capital que diseñan las cotizadas del MAB. En este sentido, si bien en 2015 los vehículos internacionales de capital riesgo fueron protagonistas de un 63% de las operaciones de venture capital, en 2016 su peso cedió al 56% gracias a una mayor actividad de los vehículos nacionales, que elevaron la actividad de este segmento hasta las 436 operaciones de inversión en las que se movilizaron un total de 385 millones de euros, cifra representativa de un 13% del total de la industria.

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