Navajazos por el poder

Podemos

Navajazos por el poder

Diego Carcedo

Lo más sorprendente del duelo Iglesias versus Errejón es que haya personas interesadas, con la misma curiosidad morbosa con que muchos siguen las chorradas domésticas de la casa de Gran Herrmano. Los líderes de Podemos apenas han tocado poder todavía, pero los navajazos por su disputa ya levantan destellos con este maravilloso sol invernal que reluce en media España. Es acojonante el espectáculo bélico entre Pablo Iglesias e Iñigo Rajón, dos antisistema brillantes que ya han conseguido que la paz familiar navideña salte hecha añicos por los aires. Los dos quieren mandar, lo demás son tonterías, y los dos disputan haciéndonos a los demás tragarnos infantiles estrategias precongresuales que nadie con un poco inteligencia real puede apreciar más que como uno de esos juegos circenses que tanto desacreditan a la política.
 
La pena es que quienes lo están practicando, los que acaban de irrumpir como quien dice en la vida pública para romper con sus tópicos e inercias retrógradas sean los primeros en brindarnos el ejemplo de sus duelos de verborrea seudo revolucionaria que altera ánimos, perturba la estabilidad emocional de muchas personas y, sin embargo, no pasa de ser un juego de corte infantil por ver quien manda más en el recreo. La experiencia no es nueva, es el síndrome de la izquierda radicar que crearon Lenin, Troski y demás, dejando de lado los intereses sociales para dedicarse a pelear y matar por sus cosas.
 
Lo más sorprendente del duelo Iglesias versus Errejón es que haya personas interesadas, con la misma curiosidad morbosa con que muchos siguen las chorradas domésticas de la casa de Gran Herrmano, y que medios de comunicación serios y solventes le están dedicando más atención que a la crisis económica, que diga lo que digan Rajoy, Montoro o de Guindos no despega, al conflicto catalán, que entre la CUP y demás acabará poniendo a la sociedad catalana en pie de guerra, o la situación de centenares de miles de seres humanos deambulando por Europa huyendo de las bombas.
 
Los personajes secundarios que se mueven en la escena de Podemos, Echenique, Monedero, la ínclita Rita Maestre, el pintoresco Kichi o una tal Tania, por citar sólo algunos, son como una familia de guiñoles a los que contemplamos dando saltitos y grititos por el escenario con el mérito de despertar curiosidad patética sin provocar risa. Veremos si en Vistalegre II –¡Dios, y lo que queda aún por aguantar la pesadilla preliminar! — el espectáculo deprimente que se está ensayando nos aportará algo para reflexionar con serenidad. De momento, Podemos ya no podrá cachondearse nunca jamás de los pleitos internos y a menudo pueriles, de los partidos tradicionales. Susana Díez y Pedro Sánchez son dos alumnos más aplicados de la refriega, salta a la vista.

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