Así es el sistema

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Así es el sistema

Política transicional

“Nada es lo que parece”. Y así es: Venezuela, para precisarlo por la vía de lo negativo, no es soberanía, independencia, libertad, democracia, república, instituciones, elecciones libres, partidos autónomos, etc. Leo en la más reciente edición de una prestigiosa revista inglesa de Economía: “La Rusia de Putin es una construcción más resbaladiza (que la URSS) en la que la simulación y el farol juegan un papel importante. Nada es lo que parece. Las elecciones se celebran no para cambiar el poder, sino para retenerlo; y los partidos de «oposición» permitidos son los manufacturados por el Kremlin”.
 
No exagero cuando digo que vi retratada a la Venezuela castro-chavista-mudista en la afirmación de los autores del artículo de “The Economist”. “Nada es lo que parece”. Y así es: Venezuela, para precisarlo por la vía de lo negativo, no es soberanía, independencia, libertad, democracia, república, instituciones, elecciones libres, partidos autónomos, etc.
 
La sumisión y la dependencia de la Cuba castrista, la mediocre geopolítica regional americana, la avaricia y temores de diversos poderes mundiales y la indebida intromisión del progresismo de Bergoglio, marcan su vida nacional. La actual oposición sangrienta del régimen a un evento eleccionario de su propia obra; pero, que le resulta adverso, también calza en la definición de la situación actual.
 
Agréguenle que el “partido MUD” (así define y maneja el régimen la naturaleza de la actual alianza “opositora”; dicho sea, aceptada por ella misma) está, no solo en riesgo de ser desaparecido por la antojadiza legalidad actual, sino que podría mostrarnos una situación próxima sin partidos de oposición, es otra muestra de la plena aplicación a Venezuela de la actual realidad “progre” y neocomunista –posmodernista, la llama la Revista-, tal como descrita en su texto.
 
Esa “oposición” es un ejemplo de simulación y faroles variados, no percibido por las grandes mayorías. Dice querer salir de Maduro, tiene la convicción de que es extranjero, conoce sus múltiples vicios e irregularidades; pero, actúa “tozudamente” como si nada de lo dicho existiere, para privilegiar una “solución electoral” a temas del campo de la constitucionalidad y la legalidad. Es como si se demostrare que yo soy un asesino incurable y se sometiere a votación pública si debo o no ser sancionado. Instituciones acomodaticias e inútiles, pues.
 
¿Confusión? ¿O, simplemente, así es el sistema? El artículo me permite otra satisfacción, en un contexto distinto, al calificar la situación política e institucional actual soviética como un “Estado corporativo autoritario”, “resultante de las decisiones de la élite nacional, situación a situación”. La definición de la Revista coincide con la nuestra –conocida por ustedes- del sistema imperante en Venezuela. Fachada de democracia, realidad de fascismo. Dicho como lo digo, “corporativismo rentista prebendario”, con diversos atributos deplorables; entre los cuales, el autoritarismo. Eso es el sistema.
 
Todo lo anterior –claro que hay más- debería ayudar a los venezolanos de hoy a entender lo que pasa en la política actual. Ni el “gobierno” es gobierno, ni la “oposición” es oposición. Un par de imposturas domina la política venezolana de hoy. El triunfo de cualquiera de las dos es un “más de lo mismo”, con detalles más, detalles menos; pero, el mismo sistema.
 
Por fortuna, cierta ciudadanía, cual “Chapulín Colorado”, les está diciendo: “¡No contaban con mi astucia!”. En los últimos días, pueblo de parte y parte está mostrando su desagrado con los manejos de su dirigencia visible. El rechazo masivo al otrora invencible chavismo y el no rotundo a las trapisondas de la dirigencia de la MUD son buenas señales, no para un cambio lampedusiano, sino para la apertura a cambios de mayor alcance y profundidad.
 
El sistema manda. Parece controlar los resultados de la actual coyuntura. Pero, al igual que en Rusia, según “The Economist”, “la fase reaccionaria actual puede llegar a ser no más que un desvío en el camino hacia un estado-nación moderno”. Esto, mis amigos, no lo garantiza el sistema. ¿Quiénes sí? Les dejo la pregunta.
 
* Valencia, Venezuela
[email protected] / @SJGuevaraG1

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