El Banco de España ‘se prepara’ para la banca islámica

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El Banco de España ‘se prepara’ para la banca islámica

Banco de España

El Banco de España realiza en su último Boletín Económico un acercamiento a las finanzas islámicas, de fuerte expansión en los últimos años. Durante los últimos años, la industria financiera islámica ha experimentado un rápido crecimiento, próximo al 11,5% anual entre 2010 y 2015, que se compara con el crecimiento del 3,2% del sistema financiero convencional. Visto desde esa perspectiva, no es extraño por tanto que el Banco de España en su último Boletín Económico publicado haya dedicado un apartado especial a explicar estas finanzas. 
 
La institución que dirige Luis María Linde explica que las finanzas islámicas (FFII) engloban todas aquellas instituciones e instrumentos financieros que se guían por los preceptos de la sharia o ley islámica. En este sentido, las operaciones financieras deben cumplir tres requisitos principales: “estar libres del cobro de interés (riba), estar respaldadas por activos reales y no financiar actividades consideradas dañinas (haram), como el juego, el alcohol o productos derivados del porcino”. 
 
Además establece una serie de principios, como la prohibición de asumir riesgos excesivos (gharar) y de especular (masyr), así como requerir que “las transacciones se establezcan por su precio justo, sean seguras y estén guiadas por el derecho a la información igualitaria y adecuada, y la cooperación entre las partes contratantes”.
 
A día de hoy, las finanzas islámicas representan 1,88 billones de dólares, lo que representa apenas un 1% del total de activos financieros globales. Sin embargo, está creciendo año a año “apoyado de manera importante en la acumulación de riqueza de los países exportadores de petróleo y en el desarrollo de los mercados de capitales del Golfo Pérsico y del sudeste asiático”.
 
La escasa bancarización de la población musulmana anticipa un crecimiento en los próximos años. Actualmente, en torno al 76% de la población adulta musulmana no dispone de una cuenta bancaria, y el 93% no tiene acceso a financiación formal, frente a un 56% y un 91% de la población no musulmana. Se estima además que, entre 2010 y 2050, la población musulmana podría crecer un 73%, frente al 35% que se proyecta para la población mundial, avisa el supervisor bancario.
 
En la banca islámica, la mayor parte de los instrumentos toman la forma de contratos vinculados a un activo subyacente, generalmente un bien o servicio o una acción. Dos son los tipos de contratos fundamentales: los basados en operaciones de compraventa con un margen sobre el coste (mark­up), que se usan sobre todo para la financiación a corto o medio plazo; y los que se asientan en una estructura de participación del banco en el reparto de ganancias y pérdidas, asumiendo parte del riesgo de la operación (profit and loss sharing instruments, PLS). Por tanto, la ganancia de la actividad financiera, que está permitida siempre que no se cobre en forma de interés, queda asociada al valor del activo subyacente, explica el supervisor. 
 
Las finanzas islámicas se encuentran aún en un “estado embrionario en la Unión Europea”, recuerda el Banco de España, si bien en “Reino Unido y Luxemburgo su importancia ha ido creciendo, al igual que en otros centros, como Suiza, Hong­Kong y EEUU”.
 
En ese sentido, en Europa “varios países están adaptando sus normativas para integrar a las FFII, destacando los cambios regulatorios introducidos en el Reino UnidoLuxemburgo y Francia”. “El principio general que se está siguiendo es realizar adaptaciones regulatorias para que las entidades islámicas puedan cumplir con el marco regulatorio nacional en igualdad de condiciones de competencia”, avisa la institución que dirige Linde. Estas adaptaciones pasan principalmente por el “reconocimiento y la calibración específica” de los instrumentos de las FFII a efectos de la regulación financiera, y por “cambios normativos orientados a equiparar su trato fiscal al de los instrumentos convencionales”.

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