La más exquisita elegancia británica combinada con un potente motor V8 de 507 CV y una velocidad máxima de 295 km/h hacen del Bentley Flying Spur mucho más que una berlina de gran lujo.

El Bentley Flying Spur V8 forma parte de la segunda generación del modelo, junto con el Flying Spur W12 (625 CV). Comparado con la primera generación, aparecida en 2005 y denominada Continental Flying Spur, su diseño ha cambiado bastante, no de forma radical puesto que conserva sus principales señas de identidad, parrilla, faros y formato de la parte trasera. Pero ahora los estilistas han dado con la piedra filosofal, han diseñado una carrocería con unas modélicas proporciones que hace gala de un gran equilibrio formal. Su belleza salta a la vista. En términos generales se ha estilizado con respecto al modelo de la primera generación que, por cierto, no contaba con una versión V8. Puede parecer chocante que en vehículo de las características del Flying Spur V8, con un peso en vacío de casi 2,5 toneladas y 5,3 m de longitud, pueda alcanzar 295 km/h. Haciendo honor a su emblema, una B alada, esto equivale a volar sin despegar del suelo. Pero no hay por qué asombrarse; su hermano, el Flying Spur W12 firma una velocidad máxima de 320 km/h. Precisamente es este nivel de prestaciones, de deportividad encubierta, unido al lujo supremo así como a ese gusto en lo formal por la tradición británica lo que le diferencia frente a sus rivales. Juega en una liga distinta a la de las versiones de carrocería larga de los Mercedes-Benz Clase S (incluidos los modelos AMG), BMW Serie 7, Audi A8 o Jaguar XJ. No se trata ya de precios o de niveles de potencia, se trata simplemente de una cuestión de clase con construcción artesanal incluida y, por supuesto, de exclusividad. Si se compara con el Rolls-Royce Ghost (más caro), el Flying Spur V8 tiene un tacto, un carácter deportivo que no tiene éste. Además, el Bentley incita a tomar el volante, frente a un Rolls que es más de chófer e invita a su propietario a viajar en las plazas traseras. Ante esta tesitura se podría afirma que el Flying Spur V8 es único en su especie, va un poco por libre dentro del universo de las berlinas de gran lujo.
La pasión por las carreras de Walter Owen Bentley, fundador de la marca, propició que los legendarios Bentley Blower ganaran cinco veces las 24 Horas de Le Mans.

Descubrir su exquisito interior constituye un regalo para los sentidos. El habitáculo puede estar configurado para cuatro o cinco ocupantes, mientras el cuero se encarga de recubrir todo, asientos, salpicadero, puertas y techo. Las maderas nobles también acaparan su parte de protagonismo, empleándose hasta 10 m² de madera natural con siete tipos distinto de acabado. Detalles como, el reloj Breitling en el salpicadero o los aireadores redondos con su tradicional tirador aportan un delicioso toque retro. Tanto los asientos delanteros como los traseros cuentan con reglaje eléctrico, calefacción, ventilación y masaje. Mediante un mando a distancia extraíble, ubicado en la consola de las plazas posteriores, se puede controlar la temperatura del climatizador de cuatro zonas, el reglaje de los asientos, el equipo multimedia o consultar datos como la velocidad a la que se circula. En definitiva, todo un salón rodante que hay que poner en movimiento. De ello se encarga un motor V8 biturbo de 4 litros de cilindrada que proporciona 507 CV, y lleva acoplado un eficaz cambio automático de 8 velocidades. Cuenta con tracción total permanente con un reparto de par entre ejes de 40/60, proporción que puede variar en función de las condiciones de adherencia, pudiéndose enviar hasta un máximo del 65% delante y del 85% detrás. El Flying Spur V8 más que rodar se desliza, todo es suavidad. Pero impresionan los 5,2 s que emplea en pasar de 0 a 100 km/h. Incorpora suspensión neumática con amortiguadores de dureza variable que permiten cuatro niveles de dureza. Que un confort de marcha supremo esté asegurado con estos ingredientes es algo que se intuye, lo realmente sorprendente es comprobar la agilidad que derrocha un vehículo de 5,3 m de longitud y 2,5 toneladas de peso en los tramos más enrevesados de carreteras secundarias. No pierde la compostura, su pisada es firme y la trayectoria precisa, con un balanceo bastante contenido. Lo único problemático en este escenario son las propias dimensiones del vehículo.
FICHA TÉCNICA

MOTOR 8 cilindros en V
CILINDRADA 3.993 cc
ALIMENTACIÓN Inyección directa de gasolina y turbocompresor
POTENCIA MÁXIMA 507 CV
PAR MÁXIMO 660 Nm
TRANSMISIÓN Tracción total permanente. Cambio automático de 8 velocidades
VELOCIDAD MÁXIMA 295 km/h
ACELERACIÓN de 0 a 100 km/h 5,2 s
CONSUMO MIXTO 10,9 l/100 km
DIMENSIONES EXTERIORES 5,30 x 1,98 x 1,49 m
VOLUMEN DEL MALETERO 475 l
PRECIO Desde 225.000 euros (Con paquete Mulliner, desde 245.000 euros)
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