El Alfa 4C es un deportivo puro en el fondo y en las formas. Caracterizado por un esquema mecánico de motor central-trasero con una distribución de pesos 40/60, tracción trasera, dirección sin asistencia, reducido peso y un habitáculo desprovisto de todo elemento superfluo ofrece unas sensaciones de conducción bastante similares por no decir idénticas a las de un coche de competición. Aunque sus reacciones son muy vivas y hay que prestar atención al volante, sobre todo en firmes irregulares, no es fácil sacarle de la trayectoria, mostrándose muy eficaz en curva. Esto le hace diferente, casi único. Destaca tanto por su capacidad de aceleración como por su eficiente frenada, con un tacto de pedal duro pero de fácil dosificación, permitiendo una velocidad de paso por curva de impresión. A este respecto comentar que obsequia con picos de aceleración lateral superiores a 1,1 g y picos de deceleración del orden de 1,2 g. La dirección no cuenta con asistencia, es muy dura y cuesta trabajo accionarla con el coche parado, sin embargo sorprende la suavidad que adquiere a nada que se mueva el vehículo. Una vez en marcha requiere que se agarre con firmeza el volante porque hay que hacer pequeñas correcciones a la más mínima irregularidad del pavimento. Es un deportivo de los que hay que conducir, no te conducen, como la inmensa mayoría. Precisamente por ello exige concentración y unos cuantos kilómetros adicionales de rodaje para cogerle el tacto si se quiere rodar muy deprisa y sacarle todo el jugo; más que un alto nivel de conducción requiere un alto nivel de pilotaje. Pero conviene matizar que su comportamiento es muy noble, con una motricidad ejemplar, y aunque no es fácil que se descoloque la zaga hay que procurar no cometer errores en la trazada. No obstante se cuenta con ese Ángel de la Guarda en forma de ayudas electrónicas, con el control dinámico de estabilidad (ESP) siempre dispuesto a entrar en acción si fuera necesario. La suspensión es muy dura, con unos mínimos movimientos tanto de balanceo como de cabeceo. El coche gira muy plano y no hunde el morro en el caso de fuertes frenadas. Su tarado se puede tildar de modélico. No sólo pega literalmente el coche al asfalto sino que, además, no se producen molestos rebotes al rodar por zonas bacheadas.

Acceder al puesto de conducción demanda a su feliz propietario un auténtico ejercicio de contorsionismo. La altura total del vehículo (1,18 m) hace que los asientos vayan muy bajos y que prácticamente se vaya sentado a ras del suelo. Pero el habitáculo resulta espacioso para un deportivo de este formado y nada claustrofóbico, brindando a sus dos ocupantes unas cómodas plazas. Pese a lo que a priori pudiera parecer, la visibilidad es muy buena hacia delante, los laterales se controlan perfectamente gracias a la correcta disposición de los retrovisores exteriores y, únicamente, la visibilidad trasera se ve resentida por el diseño de la carrocería. La construcción del Alfa 4C tiene mucho de artesanal y además no se han escatimado medios. La célula central del bastidor está confeccionada en fibra de carbono (sólo pesa 65 kg), empleándose aluminio para los subchasis delantero y trasero. Constituye todo un lujo que esta fibra de carbono quede a la vista en el interior del habitáculo, creando una inigualable atmósfera racing. El motor, ubicado en posición central-trasera, es de 4 cilindros en línea con 1,7 litros de cilindrada, cuenta con inyección directa de gasolina y sobrealimentación por turbocompresor. Desarrolla una potencia máxima de 240 CV a 6.000 rpm, ofreciendo una vigorosa respuesta desde la parte baja del cuentavueltas hasta el corte de inyección. Lleva acoplado un cambio automático de doble embrague en seco (TCT) de 6 velocidades que se acciona mediante cuatro botones en lugar de la típica palanca selectora. Este cambio TCT permite un uso totalmente automático o manual-secuencial mediante unas levas en el volante, con un paso entre marchas muy rápido y sin tirones. Tampoco falta un sistema como el DNA, que posibilita configurar el vehículo actuando sobre la respuesta del motor, del cambio y de las ayudas electrónicas. Incluye cuatro programas: Dynamic, Natural, All Weather y Race. El más extremo (Race) desconecta todas las ayudas electrónicas, dejando todo el protagonismo en manos del conductor. Este programa resulta perfecto para circuito, en carretera no es recomendable si el conductor no cuenta con un gran nivel de pilotaje. El Alfa 4C se produce en la fábrica Maserati de Módena. Su exclusividad está garantizada por una producción anual limitada a solo 3.500 unidades, 1.000 de ellas destinadas a Europa.
FICHA TÉCNICA

MOTOR 4 cilindros en línea
CILINDRADA 1.742 cc
ALIMENTACIÓN Inyección directa de gasolina y turbocompresor
POTENCIA MÁXIMA 240 CV
PAR MÁXIMO 350 Nm
TRANSMISIÓN Tracción trasera. Cambio automático de doble embrague de 6 velocidades
DIMENSIONES EXTERIORES 3,99 x 1,86 x 1,18 m
VOLUMEN DEL MALETERO 110 l
VELOCIDAD MÁXIMA 258 km/h
ACELERACIÓN de 0 a 100 km/h 4,5 s
CONSUMO MIXTO 6,8 l/100 km
PRECIO 66.200 euros
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