¿Cómo sería una España donde no hubiera votos de primera y segunda?

Elecciones generales

¿Cómo sería una España donde no hubiera votos de primera y segunda?

Papeletas electorales

La entrada de dos nuevos partidos con una amplia representación y que hacen sombra al bipartidismo, pese a tener ambos a La Ley Electoral en contra. Este domingo hemos asistido a una de las elecciones españolas más fragmentadas de la historia. Estos resultados son históricos ya no sólo por la fragmentación y variedad de grupos políticos, sino por la entrada de dos nuevos partidos con una amplia representación y que hacen sombra al bipartidismo, pese a tener ambos a La Ley Electoral en contra.

Votos

Si miramos los resultados finales, veremos que al PP le cuesta 58.662 votos un escaño y al PSOE 61.452 votos. No obstante, a las nuevas formaciones como Podemos y Ciudadanos, el escaño les cuesta 75.207 y 87.511 votos respectivamente. Como mayor exponente de la injusta ley electoral tenemos a UP-IU, partido que ha necesitado la ingente cantidad de 923.105, casi un millón de votos, por escaño.

Entre PSOE y Podemos, sin ir más lejos, existe una diferencia total de votos de 341.360, pese a eso, el PSOE ha obtenido 21 escaños más. Negocio redondo, una vez más, para el bipartidismo.

Pero, ¿por qué nuestro sistema electoral es tan injusto? ¿Dónde está el fallo?

Aunque muchos señalan a la Ley d’Hondt como máxima responsable, esto no es de todo cierto, ya que Victor d’Hondt pensó su sistema para beneficiar a las minorías. El problema fundamental de nuestro sistema electoral es la circunscripción, ya que d’Hondt deja de ser proporcional cuanto menor es el número de escaños a repartir.

Actualmente nuestra circunscripción es provincial y su objetivo es dar representatividad en el congreso a todos los territorios, sin que ninguno salga perjudicado en la cámara nacional. No obstante, como hay un mínimo de dos escaños por provincia (a excepción de Ceuta y Melilla que les corresponde uno), hay muchas provincias que tienen muchos más escaños de los que realmente les corresponderían por número de habitantes. ¿Cuál es, por tanto, la solución? Cambiar las circunscripciones a niveles poblaciones superiores.

Circunscripción única

La circunscripción única es la opción más proporcional y justa, pero con ella perdemos por completo la representatividad de todos los territorios. Esto no sería un escollo si diéramos al Senado las competencias territoriales que tiene dicha cámara en otros muchos países, pero para ello tendríamos que reformar la constitución, cosa que difícilmente permitirán el PP y PSOE.

Si hubiéramos tenido una circunscripción única en estas elecciones los resultados hubieran sido muy diferentes a los actuales:

Votos

Todos los partidos nacionalistas quedarían fuera del reparto, ya que no llegan al 3% mínimo de votos que deben sacar los partidos para siquiera entrar en los repartos de escaño.

De no tener dicho margen tendríamos los siguientes resultados:

Votos

Circunscripción autonómica

La circunscripción autonómica es una solución intermedia que permite respetar la representatividad territorial y que resulta mucho más proporcional al sistema provincial. Como se verá más adelante, de hecho, los resultados son muy parejos a los obtenidos con circunscripción única.

Para el cálculo de los escaños por Comunidad hemos aplicado también el sesgo territorial de dos escaños por Comunidad y luego hemos repartido según población.

35045013 censados / 314 escaños (se han restado los escaños repartidos de forma fija por Comunidad) = 111608.32

¿Qué pasaría entonces si utilizáramos circunscripciones autonómicas?

Ceuta y Melilla: 3 escaños

En el caso de Ceuta y Melilla, al ser dos provincias pequeñas que por sí mismas no son capaces de sumar un escaño propio, he decidido contemplarlas como una única circunscripción. Si ambas ciudades se presentan juntas sí podrían sumar la población necesaria para tener, a parte de los escaños mínimos, uno propio.

Como se puede observar el resultado es más representativo al número de votos obtenidos por partido y se sigue respetando la representatividad territorial.

Es una prioridad que los partidos en la oposición hagan un gobierno de unidad cuyo objetivo fundamental sea reformar el sistema electoral de cara a una nueva cita electoral. Para ello, no obstante, el PSOE tendría que tener una altura de miras jamás demostrada para ir en contra de su propio beneficio.

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