Los ‘salvavidas’ de Draghi salvan a la Bolsa española de ahogarse en el rojo

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Los ‘salvavidas’ de Draghi salvan a la Bolsa española de ahogarse en el rojo

Mario Draghi, presidente del BCE

La volatilidad ha sido la nota característica del año en las plazas europeas. A cada incendio financiero le ha seguido un nuevo anuncio del BCE para buscar freno a una desbandada inversora. La Bolsa española alcanza la recta final del año casi en el mismo punto en el que lo comenzó. Un escenario que, lejos de describir un comportamiento plano, es resultado de una volatilidad elevada a cotas desconocidas en los ejercicios más recientes. Tan solo los mensajes del Banco Central Europeo (BCE) del italiano Mario Draghi han salvado al Ibex 35 y sus cotizadas del más duro castigo inversor.

A las múltiples turbulencias internacionales con las que este año han tenido que lidiar los mercados, los analistas coinciden en señalar que en el caso de España ha pesado también la incertidumbre derivada del intenso calendario electoral cuya última cita está aún por resolverse. En este sentido, explican que a pesar de las cifras macro que apuntan a un incipiente recuperación económica son muchos los inversores que han preferido posponer la toma de posiciones en activos españoles al momento en que se resuelva la incertidumbre política que pesa sobre varias administraciones públicas.

Por el camino de estos vaivenes, el Ibex 35 se ha anotado su máximo anual en los 11.866,4 puntos, cota a la que accedió el pasado mes de abril. El mínimo se encuentra en los 9.291,4 básicos en los que el selectivo madrileño logró frenar el brusco tobogán bajista por el que se había deslizado desde principios de agosto y que alcanzó su máxima virulencia en el llamado ‘Lunes Negro’ de China, el día 24 de ese mismo mes.

La horquilla de precios entre una cifra y otra, es de nada menos que del 28%. Un porcentaje significativo a la hora de valorar el resultado plano que arrojaría comparar únicamente la cotización a cierre de 2014 y las marcas con las que el selectivo se adentra en noviembre. Este paralelismo sí se convierte en patrimonio exclusivo de la Bolsa española, si bien la volatilidad ha sido la nota dominante en los parqués vecinos de Lisboa, París, Milán, Fráncfort e incluso Londres.

Mientras que la gran mayoría de los índices europeos de referencia han conseguido aprovechar los tirones alcistas del mercado con más fuerza que el Ibex 35, peor lo ha hecho el selectivo británico. Sin contar con el respaldo de un Banco Central Europeo (BCE) que finalmente ha optado por recurrir a la artillería pesada, pero guardando armas en la retaguardia por si el escenario empeora, el Ftse 100 de Londres se adentra en compañía de un Banco de Inglaterra más cauto en el undécimo mes del año con pérdidas acumuladas de casi el 3%, cuando la media de sus vecinos de la moneda común está en un rebote superior al 10%.

El año empezó con fuerza para el parqué madrileño, con una subida del 15% hasta mediados del mes de abril. El arrojo del BCE a la hora de defender la moneda única, los progresivamente positivos datos macro de la economía nacional y la apuesta de varios gestores internacionales por la recuperación de las regiones periféricas de la Unión Europea ayudaron a que el rebote llegase con fuerza después de un tibio cierre de 2014.

Grecia, los emergentes y China

A medida que fue avanzando el año, el enérgico programa de estímulos anunciado por el BCE en enero fue perdiendo fuerza frente a otros focos de tensión internacional que iban surgiendo. Los 60.000 millones de euros al mes para recomprar deuda europea se convirtieron en un elemento estructural de la política económica comunitaria y los mercados no dudaron en exigir más contundencia ante los signos de debilidad de los mercados emergentes y el eterno retorno de la cuestión griega.

Una vez superado el miedo a los resultados que arrojaran los comicios locales y autonómicos del mes de mayo, más mella hicieron en el Ibex y sus vecinos las dudas en torno a la capacidad de Grecia para asumir una nueva ronda de rescate bajo el Gobierno de Syriza. Aún con referéndum en contra de por medio, Atenas terminó asumiendo las condiciones de la Troika -que dejó de anunciarse como tal aunque de facto siguiera ejerciendo como cabeza ejecutora- y apoyando un nuevo rebote del selectivo español.

Sin embargo, mientras que llegó el sí de Grecia, las cifras económicas de países en los que las cotizadas españolas han venido volcando sus esfuerzos de expansión en los últimos años no hacían más que incrementar la preocupación. Turquía, Rusia, México y Brasil dejaron de dar alas a algunos pesos pesados de la Bolsa española para comenzar a convertirse en un lastre ante las llamadas de advertencia de grandes casas de análisis e inversión, la fuerte devaluación de sus monedas locales y los problemas de gobernabilidad que a día de hoy todavía arrastran algunas de estas economías.

De nuevo, el BCE fue protagonista con otro de sus ‘salvavidas’. Mientras llegaba el rescate internacional a Grecia, se ponían sobre la mesa nuevas medidas de emergencia para respaldar a la banca helena y se descartaba por completo la subida de tipos que hubiera provocado una mayor adversidad para las grandes multinacionales europeas al momento de repatriar ganancias conseguidas en mercados extracomunitarios.

Una vez más superada la cuestión griega, China fue la que hizo temblar a los mercados. Las repetidas devaluaciones del yuan así como otras medidas para impulsar su economía provocaron un nuevo ‘Lunes Negro’ mundial que volatilizó de las plazas europeas un volumen de capitalización equivalente tres veces el PIB de Grecia. El sobresalto no se resolvió hasta que la Reserva Federal estadounidense y su homólogo del Viejo Continente respondieron a Pekín.

Más QE en Bruselas y menos en Washington

La caída del 15% acumulada entre julio y septiembre sólo se enmendó cuando Draghi abrió la puerta a reforzar su QE a la europea. Sin embargo, la proximidad de las elecciones catalanas que habían sido presentadas por algunas fuerzas políticas como un plebiscito de independencia previno a muchas carteras de volver a apostar por las cotizadas españolas. Por si fuera poca presión, otro sobresalto aguardaba a la vuelta de la esquina.

El escándalo en la manipulación del control de emisiones de vehículos de la gigante alemana Volkswagen golpeó con fuerza al sector, a la Bolsa germana -con una caída del 8% en el índice DAX– y también en el resto de índices de referencia internacional. Al Ibex 35 le supuso un 7% de su capitalización. El camino de la recuperación que se vaticinaba tras el cierre del que fue el peor trimestre para el Ibex 35 en los últimos tres años y para algunos índices europeos incluso en un ejercicio más, se frena ahora a la espera de que las urnas arrojen resultados en las generales previstas para el próximo 20 de diciembre.

Una vez más el por muchos apodado como ‘Súper Mario’ ha aprovechado la reunión mensual del BCE de octubre para exhibir músculo monetario. El italiano no ha dudado en volver a airear las nuevas medidas de estímulo que ya viene adelantando desde el mes pasado, si bien ahora ha puesto fecha sobre la mesa para su eventual entrada en vigor: diciembre. Un calendario que Janet Yellen ha copiado precisamente en sentido inverso, pues considera que para entonces EEUU ya estará listo para la subida de tipos de interés, que a ambos lados del Atlántico llevan años en mínimos históricos.

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