Ganadores y perdedores del ‘caso Volkswagen’

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Ganadores y perdedores del ‘caso Volkswagen’

Escudo de Volkswagen

La polémica por la manipulación de los motores diésel no sólo afecta a la propia Volkswagen, sino a la economía alemana en general e incluso a los precios del platino. Volkswagen, hasta hace apenas dos semanas ejemplo del poderío del sector automovilístico alemán, se ha visto envuelta en un escándalo sin precedentes tras conocerse que trucó motores para ocultar sus verdaderas emisiones de gases contaminantes. La polémica ya se ha cobrado la cabeza de su hasta ahora presidente, Martin Winterkorn, y podría costarle a la compañía 18.000 millones de dólares, aunque las consecuencias futuras todavía son difíciles de cuantificar. En ese sentido, la estadounidense CNBC elabora una lista de los que aparecen por ahora como grandes ganadores y perdedores de este caso.

Ganadores

Entre los ganadores aparece una de sus principales competidoras, la japonesa Toyota Motor, líder mundial en ventas de vehículos hasta que este mismo año fue superada por Volkswagen. De hecho, las acciones de la compañía nipona han sobrevivido a la tormenta bursátil desatada mejor que el resto de sus competidores, con un retroceso acumulado de apenas un 1,9% durante la semana.

Sung Yop Chung, analista de Daiwa Capital Markets, apunta también que los fabricantes surcoreanos de automóviles, como Hyundai, también podrían beneficiarse a largo plazo. “Volkswagen tiene una ventaja competitiva en los mercados emergentes. Si el escándalo se hace más global, podría proporcionar vientos de cola para los fabricantes de Corea del Sur”, señala.

El escándalo también podría ayudar a impulsar la demanda para los coches eléctricos, dicen algunos estrategas. Elon Musk, CEO de Tesla Motors, señaló a Reuters el jueves que él ve a Alemania como el segundo mercado más importante para la empresa después de EEUU.

Y por supuesto, la Agencia de Protección Medioambiental estadounidense, que emerge de este escándalo como un claro ganador tras el desarrollo de dispositivos que pueden detectar cuando un motor diésel es capaz de ajustar su rendimiento cuando es testeado. Otros países están intentando hacer pruebas similares.

Perdedores

La gran perjudicada, por supuesto, es la propia Volkswagen, que se enfrenta a sanciones de 18.000 millones de euros después de que el lunes se dejase en Bolsa sólo 17.000 millones. Además, el que fuera su presidente durante ocho años, Martin Winterkorn, se ha visto obligado a presentar su dimisión, si bien podría cobrar una pensión más que jugosa. Más difíciles son de cuantificar los daños en la imagen de la empresa: la marca Volkswagen es una de las favoritas de Alemania hasta el punto de que el Golf fue el año pasado el coche más matriculado en el país.

Pero además las dudas se han extendido al sector automovilístico alemán en general, puesto bajo sospecha. Las acciones de BMW, por ejemplo, sufrieron pérdidas significativas después de que una revista publicase que uno de sus motores superaba los límites de emisión de gases permitidos. En un comunicado, la compañía se vio obligada a desmentir que haya realizado alguna manipulación de los test de emisiones.

También los proveedores de Volkswagen están en el ojo del huracán. Bosch ha reconocido que había entregado a la automovilística los componentes necesarios para el trucaje de los motores, si bien se desmarcó de cualquier responsabilidad.

La economía alemana, que ha superado las turbulencias provocadas por la crisis del euro y de Grecia, se enfrentará ahora al desafío de Volkswagen, que no sólo es el mayor fabricante de vehículos del país sino que da trabajo a 270.000 personas.

La polémica ha alcanzado incluso al mercado de materias primas: en concreto, las preocupaciones de que los consumidores se alejen de los coches con motor diésel ha afectado al precio del platino, que se utiliza en los vehículos de este tipo para limpiar las emisiones de los tubos de escape. Los precios del platino cayeron el miércoles a un mínimo de seis años y medio hasta los 924,50 dólares la onza, y sólo en las últimas cuatro sesiones se han dejado un 5%.

Por último, los reguladores se verán a partir de ahora bajo una mayor presión para asegurar unas estándares más altos. “El regulador conoce una serie de trucos que se utilizan y no ha tomado medidas enérgicas contra ellos”, ha acusado Philippe Houchois, analista de UBS, en declaraciones a la CNBC.

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