Europa ya ha levantado 335 kilómetros de muro ‘anti refugiados’, el doble que el de Berlín

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Europa ya ha levantado 335 kilómetros de muro ‘anti refugiados’, el doble que el de Berlín

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    Bulgaria y Hungría recurren al vallado de sus fronteras como forma de gestionar la llegada masiva de refugiados, en su mayoría sirios. Europa ya ha construido al menos 335 kilómetros de muro para rechazar la peor crisis de refugiados desde la guerra de los Balcanes. La solución de dos de los países por los que discurre la mayoría de los refugiados sirios, afganos, irakíes, y de otros países en conflicto, es erigirse en fortaleza: los muros fronterizos de Hungría y Bulgaria ya han superado, en kilómetros, al emblemático muro de Berlín.

    Tras cruzar el Egeo a través de Turquía, miles de refugiados alcanzaron las costas griegas. Muchos de ellos tocaron suelo serbio a través de Macedonia, donde el ejército nacional llegó a lanzar granadas aturdidoras y gases lacrimógenos en la frontera. La otra opción es Bulgaria, que durante los dos últimos años se ha afanado en construir un muro de casi 160 kilómetros para frenar el flujo migratorio desde Turquía.

    Buena parte de la frontera búlgara es ahora una larga barrera de alambre espinado vigilada por las fuerzas armadas del país. Ya en noviembre de 2014 el país había erigido 30 kilómetros de valla, y queda muy poco para concluir con el proyecto del Gobierno de alcanzar los 160 kilómetros. El objetivo es evidente: cortar la ruta que desde Oriente Medio trae a miles de personas que huyen desesperadas de conflictos muy enquistados.

    Después de Serbia toca Hungría. El país gobernado por Viktor Orban se dio de plazo hasta el 31 de agosto para concluir un muro de 175 kilómetros de largo y 4 metros de alto, en el corazón del viejo continente. El Ejecutivo conservador apuesta por el proteccionismo después de enfrentarse a Europa por el reparto de los fondos comunitarios para hacer frente a la crisis de refugiados, que calificó de “humillante”.

    Tras varias campañas en contra de la inmigración, incluida una pegada de carteles sumamente polémicos sobre el tema, Hungría apuesta por la mano dura en la frontera con Serbia. Según el anuncio del presidente, la frontera sur será reforzada a mitad de septiembre con más de 2.000 efectivos policiales con perros y helicópteros, sin que se descarte enviar al Ejército. Algunos cálculos cifran en 6.000 los refugiados diarios que están llegando a la frontera húngara. Durante los últimos días es el punto más caliente en la grave crisis de refugiados que experimenta el continente.

    A estos kilómetros de valla podrían sumarse los 20 que desde hace años separan Ceuta y Melilla de Marruecos, o los nuevos alambres de espino con que se ha reforzado el lado francés del Eurotúnel, en Calais.

    «Personas como nosotros»

    Hace apenas dos días el relator especial de la ONU para los Derechos Humanos de los Migrantes, François Crépeau, reclamó a la UE que establezca una política migratoria integral, coherente y basada en los derechos fundamentales. Recurrió a una aseveración que debería ser una obviedad: “Son personas como nosotros”, recordó Crépeau, y criticó que lo que está haciendo la Europa hasta el momento “no está funcionando”. “La migración está aquí para quedarse”, advirtió.

    “Construir vallas, usar gases lacrimógenos y otras formas de violencia contra los inmigrantes y los solicitantes de asilo, la detención, el evitar el acceso a cuestiones básicas como cobijo, alimentos o agua y usar un lenguaje amenazador o un discurso de odio no hará que los migrantes dejen de venir o intenten llegar a Europa”, sostuvo el experto de la ONU. Y añadió que “controlar la frontera es saber quién entra y quién sale” pero no “sellar la frontera a la migración”.

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