Somos capaces de conversar, hacer la compra y sacar una carrera sin salir de casa. Vivimos en una era de avances tecnológicos constantes en la que un teléfono o un ordenador se quedan desfasados en unas pocas semanas. El mundo digital avanza y nosotros por la razón que sea lo hacemos con él. A estas alturas, parece casi imposible vivir sin una cuenta de correo electrónico o un perfil en alguna de las muchas redes sociales que nos rodean. Con internet somos capaces de –casi- todo. Pero, ¿dónde está el límite?
La tecnología avanza a pasos agigantados y da miedo pensar de lo que seremos capaces en unos años con un teléfono inteligente –o algo nuevo que se habrá inventado mucho más desarrollado-. En un momento en el que se cumplen diez años de Youtube y casi nueve de Facebook, parece ilógico pensar que hay ciertas cosas que podemos seguir haciendo de la manera tradicional y sin ayuda de un dispositivo electrónico.
Hacer compras por internet y recibir el pedido en la puerta de casa, descubrir una nueva película en streaming, apostar en deportes virtuales o enterarnos de todo lo que pasa en el mundo en tiempo real son ventajas que nunca imaginamos pudiéramos llegar a tener. Pero aún hay costumbres tradicionales que se mantienen. A pesar de las ventajas y facilidades que pueda presentar el mundo de internet, no todo el mundo está dispuesto a sacrificar ciertas cosas.
Tomar un café, jugar al fútbol o cenar con amigos son cosas que aún no se puede hacer de forma online, y esperemos que ese día tampoco llegue. Aunque aplicaciones como el conocido Whatsapp o Skype ayudan a mantener las relaciones, nada es igual a través de una pantalla.
Las relaciones sociales han cambiado. Y aunque no sea nada nuevo es algo que no deberíamos pasar por alto. Conocer a nuestra pareja o discutir con alguien al otro lado del globo por supuesto que tiene aspectos positivos, pero a veces no estaría de más poner un límite a tanto cambio. Por mucho que existan aplicaciones para todo, por el momento ninguna de ellas va a trabajar ni mucho menos irse de vacaciones por nosotros. No lo permitamos.
