Portugal escapa al ‘efecto Podemos’ y encara su año electoral sin crisis del bipartidismo

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Portugal escapa al ‘efecto Podemos’ y encara su año electoral sin crisis del bipartidismo

Parlamento de Portugal

Las últimas encuestas otorgan más de un 60% de los votos a los dos grandes partidos. El fin del programa de la Troika y el regreso de la confianza de los mercados, claves para la ausencia de tensión política. En abril del 2011 el entonces primer ministro de Portugal, el socialista José Sócrates, solicitó formalmente a la Troika 78.000 millones de euros para evitar el riesgo de quiebra propiciado por la crisis del euro. Dos meses después el mandatario abandonaba el cargo tras unas elecciones generales ganadas por los socialdemócratas (nombre que recibe el partido conservador luso) de Pedro Passos Coelho, quien tras más de tres años gestionando una política basada en los recortes sigue al frente del país.

Sin embargo, ni los socialistas –que fueron quienes reconocieron implícitamente su fracaso a los mandos del país al solicitar el rescate financiero- ni los conservadores –que han gobernado basándose en la austeridad impuesta por los prestamistas de ese rescate- parecen haber acusado el golpe que sí ha sufrido el bipartidismo en otros países como Grecia, Irlanda, España o Italia.

Las últimas encuestas realizadas en el país vecino otorgan un 65% del voto a los dos partidos en conjunto. Bien es cierto que Portugal logró finiquitar con éxito su rescate el pasado mes de mayo y que actualmente la rentabilidad que ofrece a los inversores su bono a diez años es del 2,21% -frente al 18% que llegó a ofrecer a comienzos del 2012-, pero durante todos estos años de programa de recortes el país ha sufrido numerosas huelgas generales y varios escándalos financieros (como el del grupo Espírito Santo) que hacían pensar en una posible erosión de la élite gobernante.

Una erosión que sí se ha dado en los lugares antes mencionados. En España, por ejemplo, las encuestas otorgan un lugar privilegiado a Podemos, el partido recién nacido que lidera el politólogo Pablo Iglesias y que ofrece al electorado una postura contraria a los partidos tradicionales y a los recortes. Mientras tanto, el PP mantendría su posición como el principal partido conservador pero el PSOE quedaría relegado a un tercer lugar y a la cuasi obligación de tener que pactar con alguno de los dos para retener al menos una parte de su histórica influencia.

En Grecia, un país que también ha necesitado ayuda financiera y que sigue todavía bajo la tutela de la Troika, se alzó con la victoria en las elecciones del pasado 25 de enero Syriza, el partido que había liderado todas las encuestas durante los meses previos a esos comicios. Esta joven formación de izquierdas ha sido en los últimos dos años la principal fuerza de la oposición helena, opuesta frontalmente a los dos partidos tradicionales: Nueva Democracia y PASOK. Su líder, Alexis Tsipras, se encuentra actualmente inmerso en duras negociaciones con los socios europeos del país mediterráneo para tratar de cambiar las condiciones impuestas en los rescates financieros recibidos en los últimos años.

Irlanda es un país que también percibió ayuda de la Troika y que también, como sucede con Portugal, ha conseguido abandonar su tutela gracias a los recortes realizados. Sin embargo, en esta ocasión sí se han registrado cambios en el escenario político: el Sinn Féin, cuyos orígenes se remontan al nacionalismo obrero irlandés pero que en la actualidad supone la gran alternativa de la izquierda celta, ha aparecido recientemente, y por primera vez, al frente de las encuestas acaparando un 26% de la intención de voto.

Mientras tanto en Italia el Movimiento 5 Estrellas del cómico Beppe Grillo sigue empeñado en acaparar protagonismo y aunque a día de hoy no plantea una amenaza directa para el primer ministro Matteo Renzi, sigue contando con gran apoyo popular gracias a un programa marcadamente euroescéptico. De hecho, una de sus iniciativas más recientes consiste en promover la celebración de un referéndum para decidir sobre la pertenencia a la Unión Europea.

Así, y en contraste, parece que Portugal enfrentará las elecciones generales que celebrará en octubre del año que viene bañado en un clima de tranquilidad ante la ausencia de expectativas en lo que a la irrupción de partidos alternativos se refiere.

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